Cada año son engañadas por desconocidos, amigos e incluso parientes, centenares de jóvenes vietnamitas que son introducidas contra su voluntad en el mundo de la prostitución.
En Camboya, entre el 60 y el 65 por ciento de las mujeres que ejercen la prostitución son vietnamitas, la mayoría engañadas; y la situación, advierte el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se repite en China, donde en sólo cuatro años más de 3.000 mujeres vietnamitas han sido obligadas a prostituirse o a casarse con hombres chinos.
Como explica la organización Ayuda en Acción: «las mujeres que viven en pueblos cercanos a la frontera con Camboya y en situación de pobreza, son las que corren más peligro de caer en el pozo del tráfico sexual».
«La mayor parte de estas adolescentes y jóvenes, de entre 15 y 22 años, vive en el área rural y en el seno de una familia numerosa y desestructurada que gana poco más de 20 euros al mes (280 pesos aproximadamente).»
Aunque no existen redes de tráfico de mujeres a nivel nacional, son muchos los grupos pequeños y medianos que comercian con mujeres y niñas vietnamitas. Además, «se han detectado algunas redes que exportan chicas vietnamitas a otras redes de prostitución» que operan «al otro lado de la frontera», por lo que la detención de los traficantes presenta multitud de obstáculos.
MICROCREDITOS PARA REHACER SU VIDA
Si la vida en los burdeles no es nada fácil para estas jóvenes, tampoco lo es el retorno a sus comunidades. La vuelta a casa es «mucho más dura de lo que esperan», porque la mayoría están «demasiado débiles» para trabajar y las que pueden buscar un empleo no lo encuentran.
A pesar de contar con el apoyo de sus familias, muchas de estas mujeres, que conviven con el VIH/Sida, han de enfrentarse a las «murmuraciones» de su comunidad.
La mejor forma de apoyar a todas estas mujeres y de evitar que otras jóvenes caigan en el tráfico sexual, afirma al servicio noticioso Canal Solidario la organización Ayuda en Acción, es darles una oportunidad y pequeños créditos para que pongan en marcha sus propios negocios.
En la actualidad, las autoridades y los departamentos locales les permiten registrarse de nuevo, les facilitan un carnet de identidad, certifican el nacimiento de sus hijos y les proporcionan préstamos. El problema, sin embargo, es la poca sostenibilidad de estas ayudas. Por ello, desde Ayuda en Acción (a través de la contraparte Action Aid Vietnam) apuestan por proporcionar pequeños créditos para proyectos a largo plazo e instan a las autoridades locales a fomentar esta fórmula.
Sólo con este dinero las mujeres tendrán un trabajo y unos ingresos estables, de lo contrario «el tráfico de mujeres todavía seguirá ocurriendo y será difícil de resolver completamente», alerta la ONG.
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