La primera vez que escuché a Eduardo Medina Mora, vi su cara en la televisión y me asombré: fue cuando dijo que lo de Atenco era irrelevante y que habría que ver si la Policía Federal Preventiva (PFP) o sus integrantes realmente atacaron sexualmente a las mujeres que, hoy sabemos por distintos órganos de derechos humanos, fueron 26.
Por eso me asombra que Eduardo Medina Mora sea el nuevo Procurador de la República, esa dependencia encargada de velar porque termine la impunidad en México, impunidad que es insultante.
De modo que todo confirma que Felipe Calderón, el presidente ilegitimo de México, además de usurpador, tendrá un policía de mano dura en la Procuraduría General de la República (PGR), un secretario de Gobernación represor también, y en la Secretaría de Educación Pública (SEP) a Josefina Vázquez Mota, una mujer que construyó los spots de odio durante la campaña presidencial.
Realmente lo que evidencian estas decisiones, tal como lo confirman las declaraciones de Felipe Calderón al dar a conocer su gabinete de seguridad, es que estamos al comienzo de un régimen no sólo conservador, sino con perfil de golpista.
Muchas personas como yo protestamos por esta situación, a veces sin pensar a fondo. Lo que pasa es que tenemos que reconocer que se ha desmoronado el sistema político:
La división social, el enfrentamiento, el recrudecimiento de la discriminación contra los nacos, los odios personales y diversos, el uso y abuso de poder desmedido, la imposición de Felipe Calderón y de Ulises Ruiz? más lo que aparezca.
El señor Vicente Fox -que hasta el último minuto ha violado la Constitución, porque eso de ir a dar las gracias a la Virgen de Guadalupe está contra nuestra historia- dejó además un país dividido, con más pobreza y con la intrusión admitida de poderes fácticos, como el narcotráfico y los hombres que deciden, desde sus empresas, cuestiones de política en México, los amigos de George Bush y sus intereses económicos.
Nos hemos quedado sin estructura gubernamental, sin ley, sin instituciones, sin vergüenza y con el dinero de los excedentes del petróleo en los bolsillos de los dueños de los medios de comunicación, porque se invirtieron en la sucia campaña electoral.
Quien no quiera ver esto, es como si dijera que no pasa nada, que aquí las mujeres somos tratadas y queridas, como en la utopía democrática. Quien no vea lo que sucede es que actúa mental o materialmente en complicidad con los verdugos de la democracia, el progreso y la justicia.
Los que siendo políticos tienen enredos con el narcotráfico, la trata de personas, la pederastia y la impunidad.
Son ellos, habría que verlos. Son como los necios que no se dieron cuenta que estaba podrido el Imperio Romano; los mismos que defendieron al Zar de Rusia, cuando la revolución estaba en la puerta; los científicos de Porfirio Díaz, que se engañan a sí mismos o mismas.
Las personas que justifiquen lo que sucede en Oaxaca se tapan los ojos frente a la violencia contra las mujeres, son los que olvidan que se obliga a las mujeres del campo a esterilizarse, los que ya olvidaron la afrenta de Atenco y la represión encubierta, con militares y paramilitares. Están sumando no a la ingobernabilidad que padecimos 6 años, sino al caos, el desgajamiento profundo de lo que fuimos y a más violencia, porque no cesará la protesta.
Yo protesto, me rebelo, me indigno, se me llena el alma del anhelo de que las cosas cambien, por eso escribo esto, por eso no me voy a callar, ni me da miedo.
06/SL/GG
