Aunque las mujeres en América Latina tienen un papel fundamental en el desarrollo, de acuerdo con estadísticas que demuestran su mayor formación educativa y su presencia creciente en el mercado de trabajo, las medidas de ajuste estructural condenaron a la población femenina a triplicar su jornada laboral al ejercer una «economía reproductiva» que no es remunerada.
En entrevista con cimacnoticias, la economista argentina Cecilia López, integrante de Iniciativa Feminista de Cartagena, enfatizó que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional ignoraron que aumentaría la economía reproductiva de la población femenina, al ordenar recortes al gasto social de los gobiernos.
«Las medidas macroeconómicas nos son neutras, tienen repercusiones distintas en hombres y mujeres. Con la reducción del presupuesto público a la seguridad social, la educación y la salud, la población femenina además de trabajar ‘productivamente’ en un empleo formal se tiene que dedicar sin pago alguno al cuidado de los ancianos y los enfermos, así como educar a los hijos que no pudieron acceder a la escuela.»
Ante lo que calificó como un próximo cambio irreversible del modelo económico vigente a nivel mundial, López advirtió como un error que los organismos civiles de mujeres se concentren en temas «micros» o «muy propios del género» como el derecho a decidir sobre la maternidad, o la defensa fundamental de la salud reproductiva.
«En estos momentos en que hoy más que nunca existe una crítica sólida a un modelo económico que no ha sido funcional para las personas pobres y, por tanto, hace inevitable un cambio de paradigma, las mujeres no podemos abandonar el tema ‘gordo’ del desarrollo», explicó.
Otra equivocación en la que hemos incurrido las mujeres, abundó, es considerar el asunto de género como exclusivo de las mujeres, cuando en realidad incluye a ambos sexos: «Así como hay una nueva mujer, nosotras no hemos dejado salir a un nuevo hombre ni tampoco ellos se han planteado esa necesidad».
Argumentó que el concepto de género es una variable que permite el planteamiento de un nuevo modelo de desarrollo con base en los diferentes comportamientos, contribuciones y aspectos de hombres y mujeres dentro de las economías.
«Esta es una gran oportunidad para replantear a nivel macroeconómico la inserción del enfoque de género en las políticas para el desarrollo, pero no como un asunto sólo a favor de las mujeres, sino que reconozca las aportaciones de ambos sexos».
Defensora de un modelo «capitalista nacional» acorde con las prioridades de cada país, López confió en que en las naciones de América Latina se apliquen medidas como en Europa, donde se reconoce y evalúa la contribución de las mujeres en la economía reproductiva –«considerada improductiva por nuestros gobiernos»–, para que se les entregue una pensión.
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