El condón femenino, al igual que el masculino, es un dispositivo de barrera utilizado para el control natal que también brinda protección contra las ITS, incluido el VIH-SIDA.
El condón femenino representa no sólo un eficiente método anticonceptivo y protector contra el contagio de ITS y el embarazo no deseado, sino también la liberalización de la sexualidad femenina, ya que significa no más dependencia de la voluntad masculina, señala el sexólogo Pedro Ávalos Huizar, presidente de la asociación civil Amigos previniendo el SIDA, con sede en Guadalajara, Jalisco.
El preservativo de uso femenino está hecho de poliuretano material más resistente y durable que el látex, que se ajusta al interior de la vagina y tiene un anillo en cada extremo.
El anillo que se ubica en el interior de la vagina se ajusta sobre el cuello uterino, cubriéndolo con el material protector de goma, mientras el otro anillo (el cual está abierto) permanece fuera de la vagina y cubre la vulva.
Mide alrededor de 17 centímetros de largo, no tiene olor y no causa reacciones alérgicas, a diferencia del condón masculino hecho de látex.
Tampoco afecta la flora vaginal ni la fertilidad en el futuro, no causa irritación significativa en la piel y puede emplearse junto a cualquier lubricante sin perder efectividad, no requiere que se le retire de forma inmediata después de la eyaculación, ni interrumpe la actividad sexual y, además, da una sensación más cercana al sexo sin protección.
Para Alicia Yolanda Reyes, secretaria general de Amigos Previniendo el SIDA, su efectividad es de 97 por ciento y puede fallar en caso de ruptura, al igual que el preservativo masculino, que puede suceder antes o durante la relación sexual. Es posible usarlo durante la menstruación, el embarazo o después de un parto reciente.
Las ventajas de este preservativo, de acuerdo a los especialistas, es que la mujer puede tener el control de la protección sexual: es 40 por ciento más resistente que el condón masculino; ofrece mayor protección (cubre los genitales internos y externos), y es más cómodo para el hombre, ya que no aprieta el pene y disminuye la falta de sensibilidad del condón masculino.
Entre sus desventajas están que es más complicado insertarlo y extraerlo que la colocación del masculino, su costo (aproximadamente $45 mexicanos) y que aún no es tan fácil de adquirir en el mercado como los condones masculinos.
Su costo en el mercado puede llegar a ser dos a tres veces superior que el condón masculino, otra desventaja es que por su precio y la poca demanda no se encuentra en cualquier farmacia, su principal punto de venta son las condonerías y las sex shop.
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