La guerra nos arrebate nuestro derecho a la paz y limitan el desarrollo de sus pueblos, especialmente el de la población femenina, coincidieron colombianas, cubanas, ecuatorianas, venezolanas, brasileñas, peruanas, uruguayas, bolivianas, argentinas, mexicanas y puertorriqueñas, en el marco del Foro Social de las Américas que se clausura en esta ciudad en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
La uruguaya Martha Cunietti, dejó escuchar su voz al precisar que no puede haber paz en una nación, cuando las personas pierden sus derechos ciudadanos y las mujeres, niñas y adolescentes no tienen acceso a una vida digna. «Estos aspectos condicionan la paz y llevan a las sociedades de nuestra región a permanentes conflictos de baja intensidad».
La coordinadora regional de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), la emblemática cubana Dora Carcaño, moderó el evento y destacó el papel del género femenino de la región y el mundo en la búsqueda de una paz justa para todas y todos.
Las diferentes ponentes pusieron en evidencia las reales intenciones de las iniciativas de Estados Unidos para combatir el narcotráfico, como el Plan Colombia y la instalación de bases militares en diferentes países de la región. «Forman parte de una estrategia de control político y destrucción de los movimientos sociales que busca apropiarse de nuestros recursos naturales», coincidieron.
También señalaron el impacto que la aplicación de estos planes tiene en las mujeres, quienes se ven forzadas a dejar sus lugares de origen y desplazarse a otras ciudades o países, viviendo en condiciones de mayor pobreza y violencia, sin acceso a la educación y salud, según difunde la Red Mujeres AMARC.
Entre las opciones mencionadas se encuentran trabajar en derroteros alternativos nacionales y regionales con el protagonismo de los movimientos sociales, que no sólo sean de resistencia sino permitan la superación de la pobreza, las exclusiones y las discriminaciones, y destierren la militarización.
ROSTROS DE LOS CONFLICTOS
Gayne Villagómez, de Ecuador, sostuvo que la política militarista de Estados Unidos se acentúa en el mundo y es no sólo una amenaza contra nuestra soberanía y autodeterminación, sino que significa un serio retroceso en el avance de los derechos humanos, específicamente de las mujeres.
La colombiana, Laura Herrera, secundó esa idea y afirmó que el Plan Colombia es un atentado contra la vida, la democracia y la sociedad e instrumento geopolítico de la potencia del norte.
Reveló que sólo el 20 por ciento del plan se destina a inversión social, ya que el 80 restante se gasta en la guerra.
En ese tenor, Analí Santana, de nacionalidad cubana resumió las peores formas de terrorismo sufridas por su pueblo por la agresión de los Estados Unidos en los últimos 45 años y reafirmó que pese a ello, la voluntad mayoritaria es no renunciar al proyecto revolucionario y mantener los sueños, aspiraciones y convicción de no retornar al pasado.
2004/GV
