Ministras de la mujer de 80 países y otras líderes mundiales, incluyendo a dos premios Nóbel de la paz, Rigoberta Menchu y Wangari Maathai, conmemoraron hoy 30 años de lucha y avance para las mujeres al interior de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
«Hoy quise estar aquí para que celebremos nuestros logros» dijo la keniana premio Nóbel de la Paz 2004 durante la celebración en el recinto de la ONU, a 30 años desde la Primera Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en la ciudad de México.
«Yo soy un símbolo de todas nosotras. El premio nos lo dieron a nosotros por los logros para la población femenina» aseguró la ambientalista del movimiento Green Belt, quien participó en los preparativos de Kenia para la conferencia de México 1975.
«En ese tiempo las mujeres rurales hablaban de agua potable, comida nutritiva y comestible, de trabajo remunerado y eso llevamos a México» sostuvo ante casi un millar de delegadas oficiales y de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que llenaron completamente los salones de conferencias 1 y 2.
«Tenemos muchos retos por delante pero como siempre decimos, somos nosotras las que tenemos que convencer a nuestros gobiernos que las mujeres tienen participar en política y eso no es un regalo, sino un derecho.»
Llamó a la cancelación de la deuda externa «no podemos seguir castigando a la gente pobre del mundo en desarrollo, al pugnar por un comercio más justo y cooperación internacional.
La tarea no esta terminada, anunció la indígena maya Rigoberta Menchu, «la lucha de las mujeres no fue solo una época o un momento, fue un compromiso de por vida», dijo al participar en uno de los paneles mas esperados de esta 49 Sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica de la Mujer (CSW). En la ceremonia habló también Rachel Mayanja, asesora especial sobre género y avance de las mujeres.
Para el secretario general de la ONU todo empezó en México, 1975 y cuando el mundo llegó a Pekín 20 años después el objetivo no sólo era alcanzar la equidad y acabar con la discriminación, sino también integrar a las mujeres como aliadas iguales en todas las políticas y toma de decisiones.
«En los últimos 30 años, los hombres han ido a la luna y de regreso, sin embargo, las mujeres siguen en el lugar donde estaban, tratando de sensibilizar al mundo sobre su marginación inaceptable que las priva de sus derechos humanos.»
ALGO INESPERADO EN LA ONU
Hasta el filo del mediodía todo era seriedad en la reunión, pese a que en los pasillos se anunciaba el retiro de la enmienda por parte de Estados Unidos, que haría retroceder los derechos de las mujeres.
Una hora después, con la entrada del grupo Yerbabuena que mezcla ritmos latinos, orientales, africanos y un toque de hip hop se rompió la solemnidad en el recinto donde los países del mundo se reúnen para resolver sus conflictos.
Ataviadas con sus trajes regionales, pantalones, velos, vestidos coloridos y otros accesorios nacionales, las delegadas vivieron momentos de fiesta, movían la cabeza al ritmo de la Guajira y las representantes de las ONG bailaban.
El personal de seguridad de la ONU confirmó que una fiesta así no se ve todos los días, aunque ocurre cada vez con mayor frecuencia y, en especial, cuando se reúnen las mujeres.
MR/2005/LR
