Inicio Criminales de guerra gobernarán Afganistán: grupos humanitarios

Criminales de guerra gobernarán Afganistán: grupos humanitarios

Por Katja Reim

«Durante muchos años, los mujaidín afganos (guerreros de Dios) han defendido la independencia y la unidad del país y su sacrificio los convirtió en héroes de la Guerra Santa y en campeones de la paz», expresa textualmente el cuarto párrafo del acuerdo de la Conferencia Interafgana, firmado también por el representante de la ONU, Lajdar Brahimi.

Para la mayor parte del pueblo afgano ese párrafo es una burla hacia su sufrimiento. Muchos de los mujaidín que formarán el gobierno provisional son reconocidos como bandidos brutales que mataron, violaron y robaron a hombres, mujeres, ancianos y niños.

En octubre de este año, la organización Human Rights Watch (HRW) llamó a Estados Unidos a no cooperar con comandantes cuyos antecedentes de brutalidad cuestionen su legitimidad, en particular con el comandante Haji Muhammad Muhaqqiq.

Ese comandante es uno de los cinco vicejefes del gobierno de transición que tomará el poder a partir del 22 de diciembre, como ministro de planeación. Muhaqqiq es uno de los líderes importantes de Hezb-i Wahdat (Partido Islámico de la Unidad), cuyas fuerzas armadas fueron acusadas por la Cruz Roja de violaciones a mujeres y adolescentes, ejecuciones masivas, torturas y secuestros.

Hezb-i Wahdat, Jamiat-i Islámico (Sociedad Islámica), y Jumbish-i Milli (Movimiento Nacional Islámico) son importantes grupos mujaidín que hasta la llegada de los Talibán luchaban entre sí. En 1996, cuando los Talibán tomaron el poder formaron con otros movimientos mujaidín la Alianza del Norte.

En 1992, los mujaidín tomaron violentamente el poder en gran parte de Afganistán. Con frecuencia, los «Guerreros de Dios» celebraron sus victorias con violaciones y asesinatos de mujeres. Cientos de ellas fueron secuestradas y declaradas como esposas de soldados. Algunas de las rehenes se suicidaron para escapar de un destino como esclavas sexuales, documenta Amnistía Internacional (AI).

Con el gobierno mujaidín no llegó la paz a ese golpeado país. Los combates entre los diferentes grupos siguieron. Sólo en la capital Kabul murieron en 1994 unos 25 mil civiles.

Durante su primer año de gobierno, los mujaidín establecieron la ley islámica, sharia, que castiga, entre otras cosas, la relación sexual premarital, el adulterio y el consumo de alcohol. Las sentencias máximas según la sharia son las amputaciones, la horca pública y la pena de muerte por lapidación.

Uno de los «campeones de la paz», Yunus Qanuni, miembro de dicho gobierno, defendió la condena de muerte dictada por la sharia. En septiembre de 1992, Qanuni dijo que las ejecuciones públicas sirven como escarmiento y son necesarias para establecer el orden y la paz, informó AI.

Ahora, nueve años después, Yunus Qanuni es una de las caras más conocidas que encabezaron la delegación de la Alianza del Norte durante la Conferencia de Bonn, la cual culminó el 5 de diciembre con la formación de un gobierno provisional en Afganistán. Qanuni fue nombrado como el futuro ministro del Interior.

Abdullah Abdullah y Mohammad Fahim son otros dos comandantes de Jamiat-i Islámico que serán los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, respectivamente, a partir del próximo 22 de diciembre.

Ambos tenían los mismos cargos en el gobierno mujaidín que ordenó a las mujeres cubrirse de pies a cabeza en 1992. Además, prohibió la transmisión de música por Radio Kabul y destituyó a las conductoras de la Televisión Nacional.

En 1995, el Departamento de Estado de Estados Unidos documentó que las tropas de Jamiat-i Islámico saquearon los comercios y casas, y violaron mujeres.

A finales de 1999, los guerreros de la Alianza del Norte quemaron casas y ejecutaron personas en presencia de sus familias, reportó HRW. Estos «héroes de la Guerra Santa» manejarán el futuro de Afganistán con el apoyo de la ONU.

La Alianza del Norte muestra ahora una falsa cara amable hacia el exterior, al afirmar que va a permitir estudiar a las mujeres y que va a respetar los derechos humanos, declaró recientemente Zoya Azdi representante de la Asociación de Mujeres Revolucionarias de Afganistán (RAWA). Azdi dijo que la gente de su país percibe a los comandantes de la Alianza del Norte como los mismos que violaron a sus abuelas, madres y niñas.

       
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