A nivel mundial, las mujeres rurales obtienen menos ganancias de las actividades agrícolas en comparación con los varones y enfrentan nuevas dificultades por la actual crisis económica y alimentaria, reporta la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Existe la evidencia de que a nivel global, las mujeres obtienen un menor beneficio del empleo rural que los hombres, ya sea en un trabajo asalariado o por cuenta propia, indica el organismo en el informe «Dimensiones de género en el empleo agrícola y rural. Vías diferenciadas para salir de la pobreza».
Actualmente, de los mil 400 millones de personas en situación de extrema pobreza que hay en el mundo en desarrollo, el 70 por ciento vive en zonas rurales, por lo que aumentar la participación de las mujeres en la economía rural es crucial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, advierte la ONU.
«Las mujeres enfrentan una discriminación que limita su productividad económica y su desarrollo a nivel personal. Las mujeres necesitan tener acceso a la educación, formación, crédito, mercados, ayuda técnica y protección del empleo».
El estudio de Naciones Unidas señala que «con la pérdida de empleos y los recortes en el gasto en infraestructuras y servicios sociales, se ha intensificado la carga de las mujeres para cuidar a otras personas y el trabajo no renumerado, con lo que su contribución financiera a la seguridad alimentaria familiar disminuirá.
Advierte que la situación es especialmente grave en el caso de los hogares encabezados por mujeres.
Además, añade la ONU, la migración y la feminización de las actividades rurales, el comercio internacional y la diversificación de la economía rural y el trabajo infantil afectan a las mujeres empleadas en labores agrícolas.
Como ejemplo, el informe asegura que es interesante observar que el 90 por ciento de la diferencia de salarios por razón de sexo en los países desarrollados o en desarrollo no puede justificarse: en otras palabras, debe atribuirse a una discriminación por cuestión de género.
La ONU insiste que las mujeres necesitan un acceso equitativo y seguro a la tierra y otros activos, y requieren también capital social, incluyendo la capacidad de participar de forma igualitaria con los hombres en las organizaciones campesinas. Con estas ventajas, apunta, las mujeres podrían incrementar su contribución al desarrollo nacional y la reducción de la pobreza.
El informe fue elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
11/DHR/RMB
