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Cuba: aborto, derecho y responsabilidad

Por Dixie Edith

El rumor de que se prohibirían las interrupciones de embarazo, extendido entre buena parte de la población, ha vuelto a poner sobre el tapete el tema del uso y abuso del aborto en Cuba.

Gloria Domínguez, editora de 37 años, dijo a SEMlac que en su zona de salud le habían asegurado que la opción de acudir voluntariamente a interrumpirse un embarazo iba a desaparecer.

«Yo no lo creí. Cuando pregunté por qué, no me supieron explicar y no sería la primera vez que se corre un rumor infundado de este tipo, pero «por si acaso fui a averiguar», agregó.

Legalizado desde 1965, en Cuba el derecho al aborto, gratuito y sin restricciones, es considerado una conquista social y fuentes oficiales aseguran que en ningún momento se ha valorado la posibilidad de restringirlo.

El profesor Miguel Sosa Marín, especialista en Ginecobstetricia y presidente de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia (Socudef), dijo recientemente a la prensa local que los más de 240 servicios de interrupciones de embarazo y regulación menstrual que existen en el país funcionan actualmente a plena capacidad.

«La interrupción voluntaria del embarazo, por libre decisión de la mujer, se realiza hasta las ocho semanas de gestación (diez semanas de falta de menstruación contadas a partir del primer día de la última regla) y para el caso de la regulación menstrual, es hasta 45 días de falta de menstruación», ha explicado Sosa.

Según regulaciones del Ministerio de Salud Pública, la interrupción de embarazo puede no autorizarse en caso de traer como consecuencia algún tipo de riesgo.

Se consideran en esta situación las mujeres que tengan algún grado de anemia en el momento de acceder al aborto o aquellas que se hayan realizado una cesárea durante al año previo.

También están incluidas las pacientes que padezcan algún tipo de cardiopatía o enfermedad respiratoria, presenten alguna reacción a la anestesia o hayan ingerido alimentos entre ocho y doce horas antes de realizarse la intervención.

Tal determinación médica nunca es de oficio, la decisión la toma el especialista de acuerdo con la gestante y depende de la relación riesgo-beneficio de cada caso específico.

Mientras, algunos países del planeta aún valoran la aprobación de reformas judiciales que pueden mandar a una mujer a la cárcel, hasta por treinta años, sólo por interrumpirse un embarazo.

Datos publicados por el Fondo de Población de Naciones Unidas estiman que, cada año, mueren cerca de 78 mil mujeres en el mundo por causa de interrupciones practicadas en condiciones inaceptables.

Al menos una cuarta parte de todos los abortos realizados en malas condiciones corresponden a adolescentes entre 15 y 19 años.

RUMORES Y BAJA FECUNDIDAD

¿De dónde vino, entonces, el rumor de la supuesta prohibición del aborto en la isla? Al parecer, dos hechos se unieron para desatarlo.

La población de Cuba decreció en 2006, en términos absolutos, como consecuencia de sus bajas tasas de fecundidad y de un acelerado proceso de envejecimiento: el 16.2 por ciento de los cubanos y cubanas que pueblan esta isla ya tiene 60 o más años.

Un grupo multidisciplinario nacional analiza actualmente el asunto y la prensa, movida por la noticia, llevó a sus titulares el tema de la baja fecundidad.

Unos más, otros menos, varios artículos publicados en medios de comunicación nacionales han ilustrado ?e incluso cuestionado- la tendencia de las familias cubanas a tener cada vez menos hijos.

Paralelamente, desde hace varias décadas, los espacios de promoción de salud recomiendan cautela a las cubanas a la hora de acudir al aborto voluntario. En otras palabras, que no se emplee como método de control de la natalidad o anticonceptivo, sino como una solución de emergencia.

Al tenerlo gratuito, seguro y al alcance de la mano, muchas no calculan los riesgos de un aborto para su propia salud, y suelen abusar de su práctica.

Investigaciones del Ministerio de Salud Pública estiman que alrededor del veinte por ciento de los abortos en Cuba se relacionan con un fallo de anticonceptivos, y un porcentaje similar podría evitarse, por decisión de la pareja o de la mujer, si practica una anticoncepción consciente.

Cifras del último Anuario Estadístico de Salud Pública aseveran que, en 2004, un total de 67 mil 277 embarazos fueron interrumpidos en las instituciones especializadas del sistema.

Según la fuente, en 1986 llegaron a realizarse 160 mil 926 abortos, para una tasa de 50.6 por cada mil mujeres en edad reproductiva.

NO ES MÉTODO ANTICONCEPTIVO

Aunque la cifra actual es mucho menor que la de dos décadas atrás, aún es considerada muy alta.

La explicación sigue siendo la misma: se utiliza el aborto como un método anticonceptivo más y no como un derecho que hay que asumir con responsabilidad, una opción excepcional y de alto riesgo.

Considerado como lo más progresista logrado hasta el momento en materia de salud reproductiva, el acápite (párrafo) de aborto en el documento de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo, en 1994, se refiere a esa situación: En ningún caso se debe promover el aborto como método de planificación familiar», especifica el documento.

El Cairo también recomendó «a todos los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales pertinentes a incrementar su compromiso con la salud de la mujer, a ocuparse de los efectos que en la salud tienen los abortos realizados en condiciones no adecuadas como un importante problema de salud pública y a reducir el recurso del aborto mediante la prestación de más amplios y mayores servicios de planificación de la familia».

El doctor Sosa confirma que las políticas institucionales de la salud pública cubana caminan también en esa línea, pero manteniendo el aborto como un derecho femenino.

Queremos disminuir los casos que pudieran ser evitados. Pero siempre tendremos en cuenta que éste es uno de los derechos fundamentales conquistados en el marco de los derechos reproductivos de la mujer, asegura.

El eminente ginecólogo cubano Celestino Álvarez Lajonchere, ya fallecido, evaluaba hace dos décadas que con la educación sexual y las facilidades de métodos y recursos anticonceptivos, la curva de los abortos debía seguir descendiendo.

Pero investigaciones posteriores lo hicieron llegar a una conclusión vigente aún en la actualidad. En Cuba, el conocimiento creído sobre la salud sexual y reproductiva es muy alto, pero el conocimiento real, práctico, no resulta suficiente, aseveraba el doctor Lajonchere, uno de los promotores de la actual legislación cubana sobre aborto.

Según sus resultados, «a la pregunta de ¿usted conoce sobre el tema?, las personas respondían que sí. Pero al solicitarles detalles como ¿dónde consigues ese anticonceptivo, cuál te conviene, quién te orienta?, no podían responder», declaraba el médico.

Desinformación, comodidad, abandono y poca sistematicidad en el uso de anticonceptivos son las razones más frecuentes que abonan el abuso del aborto, según las investigaciones médicas. Pero no son las más poderosas.

Para Gloria Domínguez, en el fondo, «la cuestión sigue estando en ejercer, con responsabilidad, el derecho a elegir».

07/DE/GG

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