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Cubanas en la ciencia de Hipócrates

Por la Redacción

Hace cerca de un siglo, sólo una o dos mujeres podían ahondar en la compleja anatomía humana, manejar las pinzas y el bisturí en un pabellón de operaciones. En el decenio de 1980, la mitad del alumnado de medicina en Cuba estaba conformado por mujeres y en los primeros años de los noventa, 70 por ciento de los graduados era de sexo femenino.

En 1946, cuando se declaró el 3 de diciembre como Día de la Medicina Americana, en honor a Carlos J. Finlay (1833-1915) –científico cubano descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla–, las mujeres recién comenzaban a destacarse en las aulas de la facultad de Medicina.

Antes del decenio de 1940, habían sólo entre dos y cinco mujeres en los cursos compuestos por entre 150 a 300 graduados de medicina.

En los anales del curso 1925-1926 aparecen dos nombres femeninos entre los 150 graduados: Gloria Ma. Cabanas y Nieves Feliú, con especialidad en partos y ginecología.

Ya en 1980 encontramos un cambio en las estadísticas. María Caridad Santiago, oftalmóloga, dijo a la agencia de noticias Servicio Especial de la Mujer (SEM) que de 400 alumnos graduados en esa fecha más de la mitad fueron mujeres.

«En mi curso, 1992/1993, el setenta por ciento de los graduados fuimos mujeres», comenta a SEM Mariela Alonso Serrano, especialista en medicina familiar e hija del profesor emérito de medicina general Oscar Alonso Chil. No porque los hombres se alejaran, sino porque las mujeres irrumpieron, agrega.

«Yo opino que es un problema del índice académico», explica la médica Virginia Díaz-Argüelles, neonatóloga y nutricionista graduada en el curso 1983/1984. «Siempre nuestro índice ha sido superior, aunque en algunas especialidades aún no somos mayoría, como por ejemplo en ortopedia».

Revisando estadísticas actuales, encontramos que las mujeres son el 50.2 por ciento en todas las carreras universitarias, el 80.4 por ciento de las técnicas de la salud, el 90.8 por ciento en enfermería, el 50 por ciento en las especialidades de Pediatría, Medicina y Medicina general y el 72.2 por ciento en todos los puestos de trabajo en la salud.

«En Medicina Legal, donde siempre encontrábamos hombres, ahora hay muchas mujeres. Estamos irrumpiendo en especialidades donde hace unos años sólo había varones: cardiología, ortopedia, neurocirugía, traumatología, terapia intensiva, cirugía reconstructiva, fisiatría. Era raro ver una mujer en una ambulancia y ahora son mayoría» agrega Alonso.

Las expectativas de los pacientes hacia una médica son mayores, coinciden las entrevistadas.

«Es que, en algunas especialidades como sexualidad, por ejemplo, o en maternidad, pues sí. Quizás inspiramos más confianza» dice Alonso.

«Los pacientes lo que esperan, realmente, es dulzura y comprensión. Hay cada mujer por ahí fría y déspota que no creo inspire sentimientos muy bonitos. Yo creo que no tiene nada que ver con el sexo, sino con el temperamento del médico», agrega Díaz-Argüelles, nieta del pionero de la neurocirugía en Cuba, Carlos Manuel Ramírez Corría, quien apoyó su carrera.

«Hombre o mujer, las personas se nos presentan con un dilema que nosotras tenemos que tratar de resolver: alargar la vida y mejorar la calidad de esa vida», finaliza.

2004/MR

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