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Cuerpo femenino, objeto, «botín de guerra»

Por Miriam Ruiz

México no es distinto a otros países pese a su «tradición pacifista». Igual que en otras naciones del mundo, cuando estallan los conflictos, el cuerpo femenino se convierte en campo de batalla.

Al igual que en Sudán, como sucede en Colombia, en los países centroamericanos, en Irak, en Rwanda, en Perú, en Croacia y Bosnia. Como pasó en Argentina, Chile, Bolivia y Brasil durante las dictaduras militares. En México también pasa.

El cuerpo femenino es y ha sido, cuenta la literatura de Homero en la Iliada y la Odisea, premio para el vencedor y castigo para el derrotado. Cuerpo femenino, objeto, «botín de guerra».

Así pasa también en la sierras de Guerrero como Barranca Tecuani, municipio de Ayutla de los Libres; pasa en la sierra de Oaxaca, en la comunidad de San Agustín Loxicha; en Acteal y otras comunidades de Chiapas, donde los cuerpos de las mujeres fueron el objeto de la venganza. La historia volvió a repetirse en San Salvador Atenco, Estado de México.

Marcela Lagarde, antropóloga y feminista, define la violencia erótica como una expresión de poder, de ahí que sea ejercida por quienes tienen poder sobre quienes no lo tienen.

En este caso el poder está en manos de los cuerpos armados en conflictos de guerra, por los guerrilleros y grupos paramilitares, en guerras civiles, por los ejércitos y cuerpos de policías frente a los conflictos sociales.

Lagarde, también diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), planteó en 1989 en la conferencia Causas Generadoras de los delitos sexuales, que la violencia erótica es la concreción del poder que otorga la autoridad.

Así, los cuerpos de coerción se distinguen porque muchos violadores pertenecen a ellos, el Ejército y las distintas policías. Al privilegio genérico se suman el privilegio y la supremacía del poder militar y policiaco sobre los civiles y la sociedad, sostiene la especialista.

La violación es síntesis de la sexualidad dominante en una cultura que expropia, se apodera y conculca a todas las mujeres su cuerpo y sexualidad erótica y procreadora. La violación es el hito de la cotidianeidad de la mujer- «cuerpo-para-otros».

Graciela Atencio, periodista y feminista, señala en entrevista que el cuerpo de las mujeres es considerado «botín de guerra», porque en el patriarcado es un objeto. Entonces se ejerce sobre ellas la violación como una forma de venganza contra el enemigo, se les menoscaba y se les humilla.

Lo que se tiene que generar es una conciencia cívica, buscar que las mujeres agredidas en Atenco actúen de manera colectiva, de esta manera la resistencia del Estado para aceptar su responsabilidad sería más difícil, dice la periodista quien ha sido parte de equipos de investigación sobre feminicidio en México y Europa.

Considera que así se harían más «fácil» las denuncias, como ha sucedido con las mujeres españolas y palestinas, aunque en México hay una visión generalizada de que existe impunidad y que el Estado no se hace responsable de los crímenes y violaciones que cometen los agentes de seguridad, «¿cuántas denuncias ha habido como las de Atenco y los violadores no han ido nunca a la cárcel?», pregunta.

Para la abogada del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, Luisa Pérez Escobedo, el tiempo es también ahora un enemigo de las mujeres agredidas hace casi un mes en Atenco. Las huellas visibles de las agresiones físicas o sexuales se desvanecen, aunque el daño emocional es detectable y ello «dará cuenta de la violencia de que fueron victimas».

La responsabilidad, explica la defensora de derechos humanos, no es de uno o 50 policías sino del Estado, del Estado de México, principalmente y es necesario hacer un esfuerzo porque «no le corresponde a las chicas saber el nombre de sus agresores.»

En las siete mujeres que aún están detenidas en el penal de Santiaguito hay daño emocional y mucha desesperación, «algunas han vivido una doble violación , han tenido que revivir la historia frente a cada autoridad, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, las organizaciones civiles y los medios» y ninguno ha cuidado su privacidad. Atenco, sostiene la activista, truncó la vida a esas mujeres.

La diputada Marcela Lagarde, propone modificar los contenidos genéricos de lo que es ser hombre y ser mujer, y de las relaciones entre ambos. Se trata de transformar a las mujeres (seres-para-otros) en sujetos íntegros, plenos y protagónicos tanto de sus propias vidas como de la vida social.

EN RECUADRO:

«Lo que no es creíble y lo que no podemos sostener es que se hayan dado violaciones tumultuarias en el momento de la detención».
Miguel Angel Yunes, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la SSP sobre las primeras denuncias.

«Por supuesto que los hechos de abusos de la fuerza pública deben ser reprobados, aunque algunas veces esas afirmaciones son tan graves que primero deben ser probadas.»
Felipe Calderón, candidato panista en relación a las agresiones sexuales.

06/SJ-MR/LR

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