El agua es un elemento fundamental pero soslayado a la hora de acabar con el hambre de 852 millones de personas que hoy la padecen, concuerdan especialistas reunidos en La Haya en la Conferencia Internacional sobre Agua para Alimentos y Ecosistemas.
La reunión de 500 especialistas de 40 naciones, bajo los auspicios de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y los Países Bajos sobre Agua para Alimentos y Ecosistemas, revisa el papel del «oro azul» con miras a cumplir las Metas del Milenio de la ONU.
De aquí al 2030 la producción mundial de alimentos tendrá que aumentar un 60 por ciento para dar de comer a 8.1 miles de millones de personas y responder, además, a los cambios de alimentación. Asimismo se prevé que, para esa fecha, la extracción de agua para usos agrícolas aumente un 14 por ciento.
El reto de las tres próximas décadas es producir más alimentos utilizando menos agua y salvaguardando, al mismo tiempo, los ecosistemas naturales, de acuerdo con la FAO. Las mujeres son productoras de 70 por ciento de los alimentos.
«Es esencial invertir en agricultura y ecosistemas en los países pobres a fin de reducir a la mitad el número de personas con hambre para el año 2015» declaró ayer David Harcharik, director general adjunto de la FAO, según un comunicado de prensa.
Urgen grandes inversiones en agricultura de secano y de riego para producir «más por cada gota» en los países que sufren hambre y malnutrición, señaló Harcharik, frente a más de 30 ministros que se reúnen en la ciudad holandesa hasta el 4 de febrero.
2005/MR