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Culpa la sociedad a niñas abusadas sexualmente

Por Adriana Varilla

El caso de una joven de 19 años de edad, quien se animó recientemente a denunciar el abuso sexual y psicológico que padeció desde los 10 años de edad por parte del empresario hotelero Jean Succar Kuri ha generado un debate ético, social y legal que divide a la sociedad del estado mexicano de Quintana Roo.

¿Es esta joven víctima, cómplice o heroína? ¿Dónde está la justicia en Quintana Roo? y ¿dónde el corazón de la sociedad de Cancún? Esas preguntas surgen luego de hablar con especialistas nacionales e internacionales en atención a mujeres víctimas de maltrato sexual, quienes conocen ya el caso de la joven.

Invitadas por el Centro Integral de Atención a las Mujeres, asociación civil, las expertas analizan la misoginia y corrupción en los casos de violencia contra niñas.

«Ella es una heroína en este país, porque tuvo el valor y fue conciente; y cuando se le prendió el foco actuó de forma justa, denunciando, no actuando violentamente contra su agresor; ¿y todo para qué, para que el sistema de justicia la victimizara otra vez y de paso se les escapara este señor», afirmó Patricia Castillo, directora ejecutiva de un refugio para mujeres en Texas.

Deborah Tucker, Patricia Castillo, Yolanda Matos y Juliet Walters, fundadoras y representantes de Refugios para Mujeres Víctimas de Violencia en Estados Unidos y quienes apoyan anualmente a miles de mujeres, dentro y fuera de México, coinciden no sólo en ubicar a la denunciante del pederasta como una víctima, sino como heroína.

Y es que actualmente la joven ha llegado a ser juzgada por algunos sectores de la comunidad de esta ciudad; incluso, las autoridades locales dicen que forma parte de la investigación que se le sigue a Succar Kuri (su agresor) por haber sido su cómplice al llevarle más niñas para abusar de ellas.

El caso Succar y el de sus víctimas (incluyendo a familiares) se ha tocado desde el lunes en esta misma ciudad, en un Seminario para capacitar y profesionalizar al personal del Centro Integral de Atención a las Mujeres A.C y Alternativas Pacíficas, ambos refugios para mujeres víctimas de violencia comandados por Lydia Cacho y Alicia Leal respectivamente.

Varios son los elementos que se juegan en el análisis del caso Succar Kuri, la forma en que estudió a sus víctimas para abusar de ellas hasta «quebrarlas» y luego culpabilizarlas ante ellas mismas, aprovechar la misoginia y la androfilia de las autoridades y hacer a las víctimas aparecer como responsables ante la sociedad… y las especialistas hablan de ello en entrevista exclusiva.

Así, centran el asunto en la apatía de una comunidad, en la ignorancia de los ministerios públicos, la debilidad de los marcos legales, la corrupción de las autoridades, los prejuicios sexistas de la sociedad, el poder de los victimarios, la misoginia del sistema.

Además, lanzan una pregunta a Cancún: «La comunidad tiene que decidir si apoya a los criminales o a las niñas. Hoy es esa niña, mañana puede ser la mía y no es culpable, es una víctima».

EL PERFIL DEL PEDERASTA

– ¿Cómo llega un pederasta a una o un menor?

– P: Se presenta como el salvador, como la persona que le va a ayudar.

El proceso que sigue hasta que consigue su confianza es el de seducción y ahí es cuando utiliza su posición de poder para mantener ese control sobre su mente, su cuerpo y sexualidad.

– ¿Cuál es el siguiente paso?

– Es cuando empiezan las amenazas y ella empieza a tenerle miedo. Realmente no sabemos cuáles son las amenazas que hace y cuáles las que cumple, y así a ella la tiene caminando sobre la incertidumbre. De esta vez me la hace, esta vez no. Crea el síndrome de adaptación paradójica en la víctima, así ella no sabe si la va a amenazar de muerte o a abrazar, si le va a dar un premio o un castigo.

– ¿Qué le hace a una niña permanecer tanto tiempo al lado de un pederasta?

– D: Yo diría miedo, el poder que ejercen los hombres en estas situaciones convenciéndolas de que ellas no son nada sin él. Y la amenaza de matarlas a ellas y a sus madres o padres.

– P: Un lavado de seso bien calculado, deliberado de él sobre ella.

– ¿Qué le impide a ella, una vez cumplida la mayoría de edad, huir, escapar?

– P y D: Si tú no conoces nada más, eso para ti es lo familiar, lo seguro, lo normal. Ahí es donde puedes tener un poco de control sobre tu vida aquí porque lo conoces, allá afuera no tienes control sobre nada, ni dinero, recursos, amigos, un sistema de apoyo o gente que me quiera.

– ¿Qué le lleva a una víctima a denunciar?

– D: No sabemos que pasa en ese momento, en el que ella piensa que ya no puede más. Puede que ella viera a un niño/a al que le estaba ocurriendo lo mismo y se viera reflejada en esa situación. Empiezas a pensar que no sabes quien eres, que tu persona ha cambiado y que ya no puedes más. Dentro de la confusión y el trauma, ella puede identificarse con esa niña. Pero también puede haber depresión e intento de suicidio. Te entra todo eso en los pensamientos y te lleva a acabar con la situación.

– ¿Suele el agresor victimizar al niño/a? – D.y P.: Es muy común. Pero no les dañan físicamente pues la mercancía es el cuerpo de la menor, así que les quiebran el espíritu con violencia psicoemocional.

CULPABILIDAD…

– ¿Se puede culpar a la niña, como se está haciendo, de colaborar con el agresor?

– P: Es muy fácil culpar a una adolescente de 18 años, que no tiene a nadie que la apoye y acompañe. Es mucho más fácil atacarla a ella por medio de la sociedad, la prensa y lo que sea, porque si atacas al otro que tiene poder, que tiene posición, que tiene dinero, que tiene todo eso, pues te vas a enfrentar con una guerra.

– D: Hay una teoría de que cuando empieza el abuso el desarrollo de la persona se para. Puede que el cuerpo de ella sea de 19 pero mentalmente ella está en los ocho o diez años y tiene que hacer todo ese desarrollo después. Es como que te atoras o te quedas estancado en la edad en la que empezó el abuso, porque él, mediante la fuerza física y el abuso sexual, rompe su mente, la domina. Él le dice: Te lo doy porque yo quiero, lo que necesitas y ahí la mantiene.

– En muchos círculos se dice que ella es cómplice por recibir de su agresor un coche, una educación, dinero, etc.¿Es cierto?

– D: Ella no tenía elección ahí. No era algo consensuado. Ella no tenía voz en lo que le estaba pasando. No podía decir yo quiero esto, él lo hizo por ella. Eran objetos que él utilizó para controlarla, dominarla, y mantenerla silenciada, quieta y completamente sometida a sus abusos. Fue su estrategia.

– ¿Qué va a pasar con ella después, luego de decidirse a denunciarlo?

– D: Tardará muchos años en aceptar lo que está pasando, construir una nueva vida y poder hablar y sentir que ella no hizo nada malo y no culparse. Va a necesitar mucha ayuda de gente que la entienda, terapeutas, consejería, amor incondicional de su gente, familiares, amigos,… Se va a sentir muy culpable porque ella le trajo muchos niños a él y eso va costarle muchos años para poder perdonarse a sí misma, porque ella no ha sido responsable de eso, pero no lo va a saber hasta dentro de mucho tiempo.

– ¿Se logrará que los demás niños denuncien?

– P: Es difícil sobre todo si las demás niñas ven cómo han tratado a ésta, haciéndola culpable en vez de víctima. ¿Crees que le van a dar ganas de denunciar y decir la verdad? Culpar a esta niña de lo ocurrido es una manera muy efectiva de callar a todas las demás víctimas y es lo que está ocurriendo. Es muy difícil que los demás niños denuncien si ven lo que está pasando.

– D: Es uno de los crímenes menos reportados en el mundo por lo que le está pasando a esa niña precisamente, porque las víctimas acaban siendo las culpables.

– Este tipo de víctimas, ¿se llegan a recuperar?

– D: Sí es posible pero va a necesitar mucha ayuda. Muchas mujeres salen de eso. Tendrá que aprender a saber en quien puede confiar, quien la respeta, etc.

– ¿Podría hacer la víctima lo que hicieron con ella en un futuro?

– D: No suele ocurrir en las mujeres, es más habitual en hombres que si han sido víctimas de pequeños y se convierten en agresores. Las mujeres lo interiorizamos y los hombres tienen ira y la exteriorizan, teniendo así diferentes respuestas para la misma experiencia. Las mujeres se ponen a tomar drogas, a dañarse ellas mismas, y los hombres sacan proyectan su ira hacia fuera y es cuando buscan sus víctimas perfectas.

– ¿Se pueden prevenir estos delitos?

– D: Hay que cambiar las aptitudes, los valores, hay que educar a los niños enseñarles qué es un abuso y cómo lo pueden prevenir, cómo no compartir esa misma enseñanza de generación en generación. Sí es posible.

ESCONDER LA REALIDAD…

– ¿Qué pasa con las leyes en esta situación en la que la niña puede ser juzgada cómplice?

– D: Hay un deseo de esconder la realidad. Es una manera de evitar la responsabilidad de la violencia en contra de los niños.

– ¿Supone eso un error en la justicia?

– D: La ley esta hecha para proteger a los agresores. La autoridad la presiona para que firme un video, declare y haga declarar otros niños…

– P: Esta niña es una heroína de este país y así deben ustedes empezar a llamarla. Porque tuvo el valor, fue consciente y cuando se le prendió el foco actuó, fue muy decidida y tuvo mucho coraje. En vez de reaccionar en una manera violenta lo que hizo fue actuar en una manera justa haciendo todo lo correcto, y ¿para qué?, para que la victimizara otra vez el sistema de justicia.

-¿Suele pasar?

– D: Ocurre todos los días y en todos los países.

– ¿Qué derechos de este ser humano se han violado dando sus datos, su nombre…?

– J: Los derechos humanos. Es una tragedia. Hay una responsabilidad enorme por parte de la autoridad. Se han violado todos los derechos. Porque cuando hay violencia sexual no lo tratan igual que otros delitos. Si te roban algo tu eres la víctima. Cuando hay violencia sexual la víctima no tiene derechos, es culpa de ella, por lo que hizo, le dijo, llevaba…

-Si esta víctima fuera juzgada como cómplice, ¿podría recurrir a algún organismo que la ayudara?

-D: A Amnistía Internacional, Unicef… Lo que necesitan las víctimas es que alguien les crea, apoyo y justicia.

LA HEROÍNA…

– ¿Se hace justicia en estos casos?

– J: Es posible. Se da si la comunidad dice que está mal, digan lo que digan las leyes. Que digan que la niña es culpable, es un crimen y está mal.

– D: Cuestionarla es horrible. Si hubiera sido abusada más tarde… pero ella ha estado en este sistema durante años, esa es la distinción. Son años de lavarle el coco.

-P: Atacaron toda la identidad de esa joven y que haya tenido el valor de hacer esto.. en este país ella es una heroína de todos los niños que son víctimas de abusos sexuales.

– Abusos a menores… ¿negocio rentable?

Es una industria de multi billones de dólares y por eso se protege.

¿Siempre tiene como responsables a personajes públicos de alto poder adquisitivo?

– P: Sí, porque se sienten con poder, derecho y dinero. Sienten que tienen el derecho de hacer lo que quieren porque nadie los va a cuestionar y son protegidos como este señor que se le está protegiendo (Succar Kuri) porque…¿no está en la cárcel, o sí?.

– ¿Cuál es el perfil de un pederasta?

– J: Es conocido por su víctima, por lo tanto una persona que parece buena, agradable, alguien familiar, no un extraño que te encuentras en la calle. Normalmente es un miembro de la familia, alguien que tiene acceso al niño o a la familia. Tienen las fantasías antes de cometer los actos y muchas veces esas fantasías vienen de utilizar la pornografía. El violador lo planea todo, toman una decisión de cómo van a actuar. Los que van a ser tus agresores son las personas que más cerca están de ti.

– ¿Llega a cambiar?

– Muy poco, de hecho en California se decidió que no podían dejar salir a ningún pederasta de prisión hasta que tengan más de 60 años de edad porque nunca van a parar de victimizar a niñas.

– ¿Qué pasa por la mente de un pederasta?

– D: Es algo que puedo poseer puedo controlar, puedo violar de diferentes maneras que a una mujer adulta. Es una perversión del amor y del sexo. Algunos de ellos han sido víctimas de pequeños, pero no todos. Por lo menos van a abusar de 70 niñas o niños en su vida.

-Y ahora ¿de quién depende?

– J: Si se mantiene esto frente a la prensa y la gente, la niña estará segura. La comunidad tiene que decidir si apoya a los criminales o a las y los casi 20 niños. Hoy es esa niña, mañana puede que la mía y no es culpable, es una víctima.

¿JUSTICIA?

Mientras tanto el DIF municipal de Cancún, en el Ayuntamiento de Benito Juárez, separó violentamente a las madres de las niñas y niños víctimas. Desde hace dos semanas les han mantenido prácticamente incomunicadas por órdenes de la Procuraduría de Justicia del Estado.

Para la procuradora Celia Pérez Gordillo así como para la subdirectora de Averiguaciones previas, Leidy Campos, las madres «parecen culpables y hay que investigarlas, porque descuidaron a sus hijas».

Bajo esta premisa sexista en la cuál la Procuraduría centra sus investigaciones en la búsqueda de la culpa de las madres, quienes están siendo atendidas por el Ciam Cancún en intervención de Crisis y aseguran que no sabían nada del abuso a sus menores, las madres preguntan a sus abogadas ¿por qué nos tienen detenidas? ¿por qué encierran a mi niña o niño?.

Mientras se rumora en los pasillos de la PJ «que a las chavitas seguro les gustaba, si no, por qué aguantaron tanto», una escena desgarradora nos muestra la realidad de el trabajo del DIF y la impunidad en estos casos: una de las madres cuya hija de 10 e hijo de siete años fueron abusados y explotados sexualmente en video pornografía por el pederasta Succar, les va a visitar en las oficinas del DIF frente a su abogada y las especialistas en violencia las criaturas corren a los brazos de su madre, se prensan de su cuerpo y le dicen ¿qué hicimos? ¿por qué nos tiene presos? ¿es cierto que te van a meter a la cárcel mamita?.

Sin un solo argumento jurídico que sustente su actuación, la procuraduría insiste en presionar a las madres para confesar el por qué «permitieron» que el delito fuese cometido contra sus menores. Mientras tanto por un supuesto pitazo surgido de la Subprocuraduría, el pederasta huyó hace una semana, sin ser interrogado en las dos ocasiones en que Leidy Campos tuvo oportunidad de detenerlo.

2003/AV/MEL

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