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De ladrones y padres violentos

Por Lydia Cacho

Hace poco y por tercera vez asaltaron las tiendas de Ultrafemme; sujetos portando armas de alto calibre entraron en la perfumería-joyería, asaltaron y amedrentaron a las dependientas y salieron corriendo. Aun con posibilidades de detenerles a la salida del Centro Comercial La Isla, se hallaban un par de patrullas de Tránsito, la gente de Ultrafemme les suplicó que los detuviera, inamovibles los agentes de tránsito dijeron que esa no era su labor.

Baste recordar que La Isla se encuentra a escasos 150 metros de la estación de policía, donde están los policías, el Ministerio Público y los bomberos. La avenida Kukulkán, la principal de Cancún, tiene dos únicas salidas, es por tanto, muy simple hacer una persecución exitosa de delincuentes.

Hasta hoy 12 de mayo nadie sabe quienes son los sujetos que, se presume, pertenecen al crimen organizado por el tipo de armas y las estrategias para el asalto. No resulta descabellado recordar que el robo se llevó a cabo mientras el General Quintana era director de Seguridad Pública.

Quintana a quien la Sedena descartó desde su nombramiento como el sujeto apropiado para dirigir al cuerpo policiaco de Benito Juárez; Quintana a quien se despidió en medio de un escándalo por sospechas de que el General, coleccionista de autos antiguos y de relojes Rolex de oro, tiene supuestos nexos con el narcotráfico.

Baste decir que ya los especialistas aseguraron que si nuestras autoridades dejasen del lado la soberbia y la política visceral, la coordinación interinstitucional entre seguridad pública, la FIP, Tránsito y la PJE, hubiesen detenido a los delincuentes y hoy sabríamos quienes son y de donde vienen.

PATERNIDAD IRRESPONSABLE

Llegado a la Ruta cuatro vive un taxista que todos los días toma a su hijo de 6 años del brazo y le insulta, por las noches, golpea a la madre porque la sopa está fría, porque se pintó los labios, porque quiere salir a trabajar y tener vida propia. El niño ha estado hospitalizado tres veces en el Seguro Social con huesos rotos, con descalabros, y en una ocasión con la nariz rota, los médicos del IMSS, que no aplican la Norma Oficial de violencia, no han detectado que Carlitos es víctima de violencia paterna, la madre no puede denunciarlo la tiene amenazada de muerte y ella sabe que el taxista es capaz de eso y más. Pues porta un arma en su vehículo.

En Leona Vicario una mujer llamada Margarita vive con sus cuatro hijas y un hijo. Su marido las dejó hace seis años, sin embargo una vez a la semana regresa a casa, golpea y viola a Margarita, amedrenta a sus hijas e hijos. El hijo tiene 18 años y una deformidad craneana como resultado de las golpizas que el padre le propinaba diariamente desde niño. Digamos que su nombre es Fabián. Fabián dice que odia a su padre y el día que obtenga una arma lo va a matar y luego, cuidadito y se le acerque un cabrón que lo humille porque también se lo truena.

Las cuatro hijas pequeñas fueron escondidas en un poblado al sur del estado, Margarita pidió ayuda, pues pudo salir de su terror a ser asesinada por su ex pareja y admitió por primera vez en su vida que el padre violaba sistemáticamente desde pequeñas a sus dos hijas, ahora adultas, y que quiere evitar que eso suceda con las pequeñas. También temen por su nueva esposa y el otro hijo pequeño que tiene en la región 226.

Margarita lo ha denunciado cinco veces ante el MP, desde principios del año pasado el hombre tiene auto de formal prisión, cuando se advirtió a la Procuraduría de Justicia que de no detener a este terrorista de la violencia doméstica volvería para destruir la vida de las demás hijas, la respuesta de la judicial fue «nos tienen que ayudar a encontrarlo» dos semanas después, el hombre encontró a sus pequeñas y las amenazó de llevarlas a vivir con él a otra casa.

La niña de 12 años llena de terror me dice «nos va a matar si no le decimos donde está Mamá» «nos va a hacer lo mismo que ha hecho a mis hermanas grandes». «¿qué vamos a hacer? Si ni la justicia puede con él, tenemos 5 años acusándolo con la policía». Ante su ansiedad no hay respuesta clara.

Por su parte el Fiscal de la Cárcel Municipal nos responde que por órdenes del Presidente Municipal, de nombre García Zalvidea, no aceptará ni un preso más en la cárcel, hasta que el gobernador le resuelva sus cuitas de construir otra prisión.

Las niñas crecen sin esperanza, llenas de terror, desamor y resentimiento social, escondiéndose como si ellas fuesen las criminales. La más pequeña, a la pregunta expresa de ¿por qué crees que tu padre les tiene aterrorizadas y las maltrata así?, responde: «por diversión, porque así son los hombres». A la misma pregunta a los niños varones, ellos responden «porque la vida es una chingadera, porque así es pero cuando sea grande nadie me va a humillar, nadie se va a meter conmigo, porque los mato».

En el reciente asesinato de Tlalpan en la ciudad de México, el joven asesino resultó ser el hijo de un judicial, un padre profundamente violento que lo maltrataba desde pequeño, que violaba la ley cotidianamente. Este asesino, como millones de mexicanos que delinquen, violan asesinan y roban, son producto de familias enfermas de violencia, pero sobre todo son los grandes alumnos de la impunidad. De la necedad de los políticos inmaduros que anteponen sus prioridades a la prevención de la violencia y a la impartición de justicia.

Margarita me preguntó ayer llorando ¿qué hago para que deje en paz a mis hijas? ¿qué tal si regreso a la casa y lo provoco para que me mate y entonces sí lo metan a la cárcel?. Esa es la desesperación de cientos de mujeres que piensan en regalar su vida ante el terrorismo de un hombre que ya no vive con ellas, que se sabe su dueño invencible.

Allí y en ninguna otra parte nace la impunidad; en los hogares de las franjas ejidales, en las regiones más abandonadas, allí nacen y crecen las y los futuros cancunenses, unas sin esperanza, otros llenos de odio y violencia, los grandes aprendices de que aquello que mejor paga en este país es ser malo. La impunidad, el silencio social, y la incapacidad de las autoridades para trabajar en equipo son sus mejores aliadas.

El discurso político, las leyes blandas nos tiene hartos, hartas. La única respuesta es la acción, la movilización social contra la impunidad, contra la violencia; la educación para la paz. El primer paso son los castigos ejemplares, pero la desunión social es aliada del crimen y de los malos gobiernos.

¿usted que opina?.

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