El centro político del país será el escenario de la discusión y reflexión profunda de mil 600 mujeres feministas de todo el continente. Ahí junto a la Catedral, se hablará de aquello que a la jerarquía católica y a los fundamentalistas no les gusta: la libertad de las mujeres y su autonomía.
En el marco del XI Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe, las mexicanas hablaran en carne viva de lo que los fundamentalismo políticos, religiosos, culturales etcétera, violenta la construcción de la humanidad de las mujeres. Pues mientras se analiza y reflexiona en los alrededores del centro histórico capitalino, en los congresos estatales los legisladores provida –que no solo militan en el Partido Acción Nacional (PAN) sino también, ahora vemos con más claridad, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI)–, siguen la estrategia diseñada para detener que «el ejemplo de la capital cundiera a los estados del país» y de despenalice el aborto hasta las 12 semanas.
Para ello miraron dos estrategias, explica Javier Algara Cossío en su portal camineo.info, modificar la constitución del país o modificar las constituciones estatales, de tal manera que se garantice el derecho a la vida desde la concepción.
Como la primera, modificar la Constitución general, se vio con pocas, posibilidades por la correlación de fuerzas dentro del Congreso de la Unión, decidieron irse por la segunda, donde los partidos están más «sueltos» y las presiones son menos.
De que tamaño será la soltura de los partidos que el PRI a acompañado al PAN en varias de las modificaciones constitucionales estatales (Sonora, Baja California, San Luis Potosí, Morelos) y ahora Puebla, la sede del «gober precioso» donde a las mujeres se les da coscorrones.
Ya se veía venir esta alianza en contra de las ciudadanas mexicanas, cuando la dirigenta priista, Beatriz Paredes, decidió o tirar línea a su bancada en la asamblea legislativa, cuando se discutió la despenalización del aborto.
La declaración de que cada quien su conciencia, dejó claro, por si había alguna duda que los fundamentalistas están en todos lados.
Pareciera ser que el PRI poblano y su gobernador quieren cobrarle a las mujeres su alianza en el caso de Lydia Cacho, y dejarlas en la imposibilidad de elegir su maternidad.
De estos y otros fundamentalismo se estará hablando durante una semana en el XI Encuentro Feminista, porque los religiosos no son los únicos, los políticos son otros, como la persecución que ha desatado el gobierno de Daniel Otorga contra las feministas que apoyaron a su hijastra en la demanda por abuso sexual. Pero también están los fundamentalismos partidarios, en donde cada día se cierran más los caminos para las ciudadanas que desde su activismo social y feminista deciden participar en la vida política.
Una vida política acaparada por las estructura machistas dentro de los partidos, donde todos intentan sacar partida aprovechando precisamente la vulnerabilidad de una candidatura externa o ciudadana, que no está siendo bendecida por los jerarcas del poder partidario.
Desde pedir dos millones de pesos para hacer la campaña electoral de la precandidata ciudadana bajo el argumento de la justicia «porque no es justo que el partido pague tu campaña si no eres militante»; hasta el juego burdo de por «error» colocar la candidatura de propietaria por suplemente.
Historias que corren en el México actual y en América Latina, mientras sigan preponderando los cotos fundamentalistas del poder, las democracias seguirán aletargadas, pues las mujeres seguirán excluidas de la vida política o condenadas a una lucha injusta y misógina por el poder. Y en esto algunos partidos les deben más a las feministas que otros, ahí su conciencia electoral.
* Periodista y feminista mexicana, coordinadora general de Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC).
09/LLH/GG
