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De nuevo los de faldas largas y negras imponen su criterio

Por Teresa Molla*

Así es. De nuevo ha sucedido y lo que es peor, de nuevo con dinero público. Ahora ha sido en la Comunidad Valenciana (¿cómo no?).

El lunes aparecía el siguiente editorial en el periódico El País: «Púlpito en las aulas».

En dicho texto, se pretendía reflexionar sobre el acuerdo al que han llegado la Generalitat Valenciana, (cuyo presidente, Francisco Camps, hemos de recordar que está implicado en una famosa trama de corrupción y que, al parecer, gestiona los asuntos públicos como si fueran privados) con el Arzobispado de Valencia para que la educación sexual en los colegios públicos esté basada en unos materiales que ha elaborado el propio Arzobispado con todo lo que ello conlleva.

Pero para entender esto hay que remontarnos a hace unos meses, cuando la Consellería (Secretaría) de Educación envió el 12 de julio una circular a los centros de salud sexual y reproductiva en la que notifica la suspensión temporal de la planificación de las intervenciones de los Programas de Intervención en Educación Sexual (PIES).

Los colegios se enteraron cuando en octubre cuando se pusieron en contacto con los técnicos de la Consellería de Sanidad para organizar la ejecución de dichos programas.

Entonces ya hubo quien alertó sobre la posibilidad de que esta paralización fuera como consecuencia del tiempo que el Arzobispado necesitaba para ultimar su propio proyecto. No se equivocaron.

Y ahora, con el acuerdo alcanzado ente Camps y los máximos dirigentes de la secta de los de faldas largas y negras se abre la posibilidad-realidad de que en las aulas de los colegios públicos se impartan enseñanzas que pretenden adoctrinar a nuestras niñas y niños.

Entre las lindezas que contiene el material que han elaborado los de las faldas largas y negras se enseñará a las niñas y niños, por ejemplo, que «las relaciones sexuales humanas han de ser realizadas por los esposos que acogen la vida», o también que «las relaciones sexuales entre personas homosexuales no deben considerarse como de matrimonio/padres».

Al alumnado también se le instruirá y se les insistirá sobre la «continencia» o el «autodominio», sobre que «es posible esperar hasta el matrimonio para la primera vez», sobre «vicios» como la masturbación y sobre «los inconvenientes de la mentalidad contraceptiva».

Como podemos observar temas muy candentes que deben aportar a la juventud elementos científicos y no dogmáticos como los que pretenden estos de las faldas largas y negras que pese a tener impuesta la castidad se permiten el lujo de darnos lecciones de cómo hemos de vivir nuestras vidas en espacios tan delicados, sensibles e importantes como la sexualidad y nuestros proyectos de familia o nuestra relación con nuestro propio cuerpo. ¡¡¡¡Hay que fastidiarse con sus predicamentos!!!!

Pero es que tampoco podemos olvidar que Camps, presidente de la Generalitat Valenciana e implicado en una trama corrupta, les está dejando hacer como si de su propia familia se tratara.

Es indignante que se esté desviando dinero público para fomentar este tipo de propuestas educativas y que además se permita. Y yo me pregunto: ¿Dónde está la educación pública de calidad que se tiene que garantizar constitucionalmente? ¿Dónde está el aconfesionalismo del Estado del cual habla la Constitución?

¿Cuándo acabará definitivamente el poder de esta secta de faldas largas y negras y por tanto se nos permitirá ser, por fin, personas libres? ¿Cuándo nuestra clase política dirigente dejará de prestar vasallaje a esta secta de dogmáticos impresentables que nos quieren imponer sus creencias dejando de nuevo de lado la ciencia? ¿Para cuándo en el currículum educativo asignaturas que preparen a nuestra juventud para ser felices y libres en todos los sentidos?

He de confesar públicamente que me tienen muy harta. Que nos dejen ser como somos. Que nos abran puertas para buscar la felicidad y no la infelicidad con sus teorías misóginas sobre la culpa. Que nos dejen elegir como queremos vivir nuestras vidas.

Que dejen de inmiscuirse en nuestras habitaciones y, sobre todo, en nuestras mentes. Que sigan rezando sus rosarios y practicando sus ritos, pero que nos dejen educar a nuestra juventud en libertad, para que sean más libres y más felices para poder vivir sus vidas como deseen hacerlo y, sobre todo, con quien deseen hacerlo sin tener que asociarlo con una determinada opción sexual que ellos imponen.

Sé que queda camino por hacer, pero me van a encontrar siempre frente a ellos. Y no pienso ceder, aunque se hayan negado a excomulgarme en tres ocasiones. Las mismas en que no me han permitido apostatar.

No me importa, ellos los de faldas largas y negras, siempre me van a tener enfrente.

Teresa Mollá Castells
[email protected]

* Corresponsal, España. Periodista de Ontinyent

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