«Hay que escuchar la voz de las mujeres migrantes, para que las remesas contribuyan al desarrollo», fue el exhorto que hizo Carmen Moreno, directora del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer (UN-INSTRAW, por sus siglas en inglés).
Durante el Foro Global sobre Migración y Desarrollo, celebrado en Bruselas, Bélgica, del 9 al 11 de julio pasados, la oficial de la ONU hizo un llamado a las y los representantes del sector privado, sindicatos, instituciones académicas y gobiernos a valorar los beneficios de las remesas para el desarrollo prestando mayor atención a las mujeres migrantes.
No se puede esperar que el dinero enviado a casa por las personas migrantes contribuya a combatir la pobreza en los países en desarrollo mientras se siga excluyendo a las mujeres migrantes en los sistemas bancarios tradicionales.
«En las oportunidades de capacitación, o en su derecho a ser dueñas de la propiedad, cuando regresan a su país de origen», los sistemas bancarios deben tomarlas en cuenta, afirmó Moreno.
La persistente discriminación de género sólo disminuye los esfuerzos para lograr el desarrollo y genera más pobreza, tanto para hombres como para mujeres, aseveró Moreno, durante la reunión internacional auspiciada y organizada por Bélgica, reporta la ONU.
¿Quiénes representan la mitad de la gente que emite las remesas y la mayor parte de quienes las reciben?, ¿A quiénes se les conoce como sabias administradoras del dinero?, ¿Quiénes toman decisiones sobre cómo se gasta y se invierte el dinero en el hogar? ¡Las mujeres, y de nuevo las mujeres!», enfatizó Moreno.
«A menos que el proceso completo de migración sea examinado desde una perspectiva de género, los proyectos focalizados en mejorar los pro y en reducir los contra de las remesas están condenados a fracasar», afirmó la Directora de UN-INSTRAW.
MUJERES MIGRANTES
Las mujeres constituyen casi la mitad del total mundial de migrantes en el mundo, es decir casi 95 millones de ellas salen de sus lugares de origen para contribuir a la reducción de la pobreza de sus comunidades y, a pesar de ello, permanecen invisibles para las políticas públicas de sus naciones, para los anfitriones y para las agendas internacionales, situación que las coloca enpermanente riesgo.
Así lo establece el informe sobre El Estado de la Población Mundial 2006, Hacia la Esperanza, Las Mujeres y la Migración Internacional, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), donde se destaca que el 49.6 por ciento de la población mundial que emigra (191 millones) por diferentes razones ?sociales, económicas y políticas- son mujeres.
Estas miles de mujeres envían cada año millones de dólares en remesas a sus hogares y comunidades de origen. «Estos fondos van a saciar bocas hambrientas, vestir y educar niños, costear servicios de salud y, en general, mejorar los niveles de vida de los seres queridos que se quedaron atrás». Pero a pesar de su importancia, «las mujeres migrantes figuran entre las personas más vulnerables a la conculcación de sus derechos humanos».
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