Analistas de organismos internacionales y funcionarias mexicanas consideraron hoy que es necesario erradicar la visión asistencialista de los programas y política social contra la pobreza, a fin de combatir ese flagelo entre la población femenina.
La representante de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Sonia Montaño sostuvo que las políticas publicas en América Latina en áreas como salud y empleo, son «sumamente deficientes» para abatir la pobreza.
Montaño habló así en el primero de dos días de trabajos del Seminario Internacional sobre Género y Pobreza organizado por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) y el Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (Unifem).
La jefa de la Unidad de la Mujer de la CEPAL, dijo que la perspectiva de género aporta elementos para modificar las políticas públicas desde una visión de equidad y no asistencial, como ha ocurrido en décadas pasadas.
La también socióloga explicó que la pobreza es un fenómeno multidimencional que va en aumento en América Latina, independientemente del desarrollo económico de los países de la región.
Puso como ejemplo que los varones de la zona están empeorando su situación económica, por lo que su condición de pobreza se está igualando con la de las mujeres.
Montaño advirtió que a pesar de que los países de la región aumentan el gasto social, su efectividad para combatir la pobreza es limitada por la aplicación de políticas económicas neoliberales.
Por su parte, la secretaria mexicana de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, planteó un escenario imaginario en el que en México las mujeres desaparecieran por un día. Los varones tendrían que trabajar más de 50 horas a la semana en labores domésticas, en el cuidado de ancianos y enfermos, y en la atención de 33 millones de niños que hay en el país, aseguró.
La secretaria dijo que las mujeres representan 11 millones de los brazos productivos que genera la riqueza en México. Expuso que 600 mil mujeres trabajan en el sector salud, el 60 por ciento de la plantilla docente de México es femenina y las campesinas producen más del 50 por ciento de los alimentos.
Pero siguen siendo profundamente menospreciadas a pesar de su gran aporte económico, lamentó.
Puso como ejemplo que la violencia doméstica genera pérdidas millonarias al año debido a las licencias que piden las mujeres para atender sus lesiones y denunciar los hechos ante la justicia.
Vázquez Mota se pronunció porque exista un nuevo diseño institucional a favor de la población femenina y urgió a que se generen más empleos para las mexicanas, ya que «una mujer sin ingreso» será más vulnerable, dijo.
En tanto, la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Patricia Espinosa, dijo: «que la medidas para combatir la pobreza resultan ineficaces si se considera a las mujeres pobres como beneficiarias pasivas de la seguridad social».
Advirtió que no será a través de programas asistencialistas sino por medio de procedimientos con enfoque de género que se podrá dar sustentabilidad a las políticas contra la pobreza.
La jefa de la división de Programas Sociales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mayra Buvinic resaltó la importancia de desagregar los datos de la pobreza y del ingreso por género. Señaló que la categoría «mujer» no es homogénea para medir la pobreza entre la población femenina.
Concluyó que las mujeres que pelean por los derechos femeninos deben aliarse con los sectores más pobres de la población para tratar de influir en las políticas económicas en el diseño de los presupuestos públicos con miras a beneficiar a la población femenina.
Previo a las conferencias de Rodolfo Truirán y Rebeca Gryspan la Directora del Indesol, Cecilia Loria, y la directora del Programa Universitario de Estudios de Género, Gloria Careaga, develaron una placa en recuerdo de la feminista Graciela Hierro, quien falleció hace unos días.
2003/RM/AVL/MEL
