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Demandan HRW protección legal para domésticas en Malasia

Por Hilda Soria

La mayoría de las empleadas del hogar en Malasia, sufren abusos sexuales psicológicos y físicos, además son obligadas a laborar largas jornadas de trabajo con salarios deplorables, informó Human Rights Watch (HRW), organización especializada en defender los derechos humanos de las personas en todo el mundo.

En Malasia hay 240 mil empleadas del hogar, de las cuales más del 90 por ciento son de Indonesia, sin embargo, las leyes en este país, excluyen esa actividad, y en Indonesia no tienen aún ninguna ley específica que las proteja, advierte.

Luego de documentar varios casos de abusos en contra de las trabajadoras, el organismo hace un llamado de urgencia a las autoridades de Malasia e Indonesia para realizar una serie de acciones que permitan su protección legal así como monitorear y regular rigurosamente las agencias de trabajo.

«Cuando la señora salía, su esposo me violaba, y además me golpeaba porque me rehusaba a tener sexo con él», narra Susanty Pramono, 20 años de edad.

Miles de mujeres provenientes de Indonesia que trabajan en esta actividad en Malasia, sufren abusos debido a que las políticas del gobierno en ambos países ubicados en el sudeste asiático, no protegen a las mujeres, que trabajan de 16 a 18 horas diarias los siete días de la semana, y ganan un cuarto de dólar por hora, esto es, tres pesos mexicanos.

«Trabajé de las cinco a las dos de la mañana todos los días, y nunca tenía descanso, además dormía en una hamaca en la cocina», describe al organismo internacional Nyatun Wulandari de 23 años de edad.

«Las trabajadoras del hogar en Indonesia son tratadas como personas de segunda clase», advierte Shawn Jefferson, director de División de los Derechos de las mujeres de Human Rights Watch. «Malasia e Indonesia deberían proteger los derechos de las mujeres en lugar de dejar esto a las agencias de trabajo quienes son las que frecuentemente cometen abusos contra ellas», destaca.

«Éramos como 700 mujeres en una agencia donde nos tuvieron encerradas durante seis meses, pues no podíamos salir porque según la compañía debíamos pagar como 122 dólares, además había muchos guardias que nos golpeaban cada vez intentábamos huir», recuerda Jumilah Ratnasari de 32 años.

Las mujeres indonesas dejan todo para hacer una vida en Malasia», sin embargo «regresan a casa con una cantidad mínima de recursos con relación al trabajo que realizaron» porque no les pagan un salario justo, agrega HRW.

«Si pedía mi salario me golpeaban, así que nunca recibí mi dinero y siempre estaba encerrada porque cuando salían a la calle ponían seguro a la puerta» , puntualiza Arianti Harikousomo.

2004/HS/GV/SM

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