Los derechos sexuales y los derechos reproductivos pertenecen a todas las personas, sin distinción de etnia, sexo, religión, nacionalidad, preferencia sexual, posición económica o cualquier otra condición.
Desde el movimiento de mujeres se entiende que el concepto de salud reproductiva abarca cuestiones biológicas, psicológicas, sociales y ambientales que determinan la salud de la mujer a lo largo del proceso reproductivo y es en este proceso donde la autonomía reproductiva es fundamental.
De tal manera que toda persona tiene el derecho a decidir cuántas hijas o hijos va a tener; cuándo los tendrá y con qué intervalo de tiempo.
En este punto hay que señalar el derecho a la vida que, en materia de derechos sexuales y derechos reproductivos, tiene que ver particularmente con el derecho de las mujeres a no morir por causas evitables relacionadas con el embarazo o parto.
Lo cual implica que las mujeres tienen derecho a no poner en riesgo o peligro su vida por razones de embarazo.
Las mujeres ponen en peligro su vida cuando ocurre un embarazo antes de los 16 años y realizan un aborto en malas condiciones, como las que existen en clínicas clandestinas o con personal no capacitado.
Un embarazo después de los 35 años de edad, embarazos muy cercanos -1 por año- y embarazos numerosos -más de 5 o hasta 3 cesáreas- también son causas por las que la vida de las mujeres corre peligro.
El derecho a la salud, a la información y a la educación es fundamental para evitar las muertes de mujeres por causas relacionadas con la maternidad. Toda persona, desde temprana edad tiene derecho a ser educada y debe tener igual acceso a información.
Los derechos sexuales y los derechos reproductivos fueron reconocidos en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD), celebrada en El Cairo, Egipto, en 1994, y en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, realizada en Pekín, China, en 1995.
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