Inicio Desconocimiento de lengua indígena motiva mala atención médica

Desconocimiento de lengua indígena motiva mala atención médica

Por Sandra Torres Pastrana, enviada

En la comunidad de Cumbre y Arroyo de Barranca Honda, municipio de Ometepec, Guerrero, trabaja Paulina Baltazar Santiago, promotora comunitaria de salud de Kinal Antzetik, una mujer comprometida y orgullosa del acompañamiento que ha hecho de muchas mujeres embarazadas de su comunidad.

«Mi labor es dar pláticas a las mujeres para que ellas conozcan los síntomas de alarma, para que sepan cuándo se pueden encontrar en peligro, que deben de tomar durante su embarazo, porqué es importante que acudan al médico y también porqué deben de hacerse un ultrasonido».

En mi comunidad hay más de 15 mujeres embarazadas, pero son de segundo y tercer hijo, ya casi no tenemos casos de señoras con ocho o nueve hijos, ahora su segundo o tercer hijo lo están teniendo con control, ya que su primer niño tiene dos o tres años, esto para mí es una gran satisfacción porque sé que he hecho un buen trabajo, pues las mujeres han aceptado controlarse, ahora aunque la mayoría no acepta el dispositivo, si aceptan la inyección y las pastillas, narra.

Una de las razones por las que Paulina es promotora, es por lo que vivió hace 12 años cuando tuvo a su primer hijo, «me pusieron el dispositivo y nadie me preguntó si lo quería ni los cuidados que debía tener, cuando me di cuenta ya tenía con él un año ocho meses.

Fui al médico porque tenía problemas de menstruación y mi hijo ya estaba grande, mi mamá me dijo que a lo mejor era porque yo seguía dando pecho pero nada, yo seguía sin menstruar.

Cuando fui al doctor, me dijeron que tenía el dispositivo y pedí que me lo retiraran pero cuando me lo quitaron ya estaba muy difícil, estaba encarnado, pero aún así me lo quitaron.

El trabajo de Paulina ahora es más fácil, antes tenía que ir casa por casa y buscar a las mujeres embarazadas para platicar con ellas. Ahora «solas llegan, me buscan y si nos topamos en la calle me dicen mira tengo tanto mes que no me ha bajado, porque no me ayudas y me acompañas, y les digo si te ayudo como tú quieras ya sabes. Ese es el cambio que ya confían en mí, y a su vez hay más confianza con el médico y con sus esposos».

Yo me siento muy orgullosa de mi trabajo, porque sé que es muy difícil convencer, tocar puertas, porque también yo tengo a mi familia y me ha tocado llevar a las embarazadas a tres o cuatro o una de la mañana la hora que llegan a mi casa.

Lo que a mi me hace sentir muy bien es que mis mujeres me han escuchado, no importa la hora, lo importante es que ellas se salvan, que los bebés nacen sanos, y que en mi comunidad no hemos sufrido ninguna muerte materna hasta ahorita, dice satisfecha.

Considera que la mala atención en los hospitales se debe principalmente a que los médicos no entienden la lengua de las mujeres pues la mayoría no habla español.

Entonces ahí empieza la violencia contra una embarazada porque no las escuchan, las dejan ahí, nosotras siempre pedimos una traductora. También nos han contado que muchas mujeres se topan con alguien que está haciendo su práctica adentro del hospital que también es muy difícil hacerlo entender y las dejan esperando.

10/STP/LR

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