Al concluir la Cumbre Extraordinaria de las Américas, la prensa nacional y continental consideraron más relevante la «apariencia de las primeras damas» que difundir el trabajo que realizaron en las reuniones paralelas a las de los jefes de Estado y de gobierno que asistieron a Monterrey.
Con la sola excepción de la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, el resto de las así llamadas primeras damas del continente fue considerada por la prensa que atendió el evento sólo por su apariencia, por el vestido o el peinado, y con muy pocas excepciones por sus aportaciones en las reuniones paralelas.
En dichas reuniones, convocadas en el Centro de las Artes de Monterrey por Marta Sahagún (quien no sólo es la esposa del presidente anfitrión sino además una de los más relevantes actoras políticas del momento en nuestro país, al margen de cualesquier preferencia política), se trataron temas tan relevantes como la pandemia del sida, el avance de la pobreza en el continente y la necesidad de desarrollar programas de género en los gobiernos de la región, que fueron desestimados por los medios de comunicación.
Mientras los 34 presidentes que asistieron a la Cumbre, incluida Moscoso, aparecieron en las primeras planas de todos los diarios bajo los encabezados de los compromisos alcanzados, las «primeras damas» fueron relegadas a las secciones de sociales y juzgadas por su apariencia, «belleza» o «elegancia», como si hubieran asistido a un desfile de modas y no a una reunión política.
Los medios se refirieron a ellas sólo por su presencia física, atendiendo a las opiniones de especialistas de la moda, el maquillaje o imagen. Prevalecieron las consideraciones sobre si era adecuado usar traje sastre, falda arriba de la rodilla o pantalones.
Cuáles fueron sus ideas en las discusiones, qué plantearon, qué compromisos lograron es una incógnita total. Esos temas no existieron para la gran prensa, que no fue capaz de entender por qué se discutían de manera paralela a la cumbre las políticas de género, misma preocupación que compartieron con decenas de representantes de las ONG que vienen trabajando desde hace meses con el objetivo de que sus recomendaciones se incorporaran a la agenda de los gobiernos regionales.
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