Dictan conferencia sobre “La fotografía del paisaje en Veracruz”

Elissa Rashkin, investigadora del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la Universidad Veracruzana (UV), presentó en el Coloquio Veracruzano de Otoño 2015 la conferencia “La fotografía del paisaje en Veracruz”, en la cual hizo un recorrido cronológico acerca de los usos, valores y percepciones de la fotografía en distintos momentos históricos.
 
Asimismo, validó la importancia del daguerrotipo en la construcción de la fotografía de paisaje en Veracruz y el proceso extremo preciso de esa técnica.
 
Expresó que si bien la fotografía de paisaje representa un género minoritario, no resulta menos relevante: “Aunque la imagen trate de un paisaje cotidiano, el momento de su captura significa un instante en la vida del fotógrafo y de la escena que se revela generosa o celosamente ante su mirada”.
 
A través de los laboriosos procesos fotográficos del siglo XIX se logra comprender el paisaje fotográfico como cruce de la tecnología de representación con los conceptos decimonónicos de la naturaleza: la ciudad, la perspectiva y el medio ambiente.
 
“Debemos localizar las características que representan la ruptura entre la pintura y la fotografía: la primera, por naturalista o realista que sea, emerge del pincel y de la imaginación del pintor, gozando de la facultad de restar o sumar elementos a su antojo; en cambio, con la fotografía se enfrenta la imposibilidad de negar la presencia de la cámara, aunque sea un paisaje despoblado”.
 
Mediante estas premisas, Rashkin enfatizó la relación íntima entre la fotografía y otros procesos ligados a la modernización: “En el caso de México, hablamos de las batallas políticas e ideológicas del periodo nacional; el proceso de secularización por las Leyes de Reforma, la visión liberal juarista y la separación entre Estado e Iglesia”.
 
A partir del Porfiriato y el periodo post-revolucionario como ejes fundamentales, se ilustró dicha relación entre fotografía y comunicación.
 
“Durante el Porfiriato, en la segunda mitad del siglo XIX, se puede decir que la fotografía iba de la mano del ferrocarril; éste, aunque comúnmente lo entendemos como medio de transporte, tiene al mismo tiempo un fuerte caso simbólico, ya que liga regiones y continentes disminuyendo las distancias culturales, y en casos como México ejemplifica la modernización de la nación a través del capital extranjero con toda la transferencia de saberes y prácticas culturales que esto implica, pero principalmente representa la apertura de paisajes, plasmando la batalla física e ideológica entre el hombre y la naturaleza y, por ende, la exaltación de las hazañas de la ingeniería”.
 
Por tal motivo, dijo, no sorprende que el objeto paisajístico por excelencia sea el puente sobre la barranca de Metlac, en Fortín, Veracruz.
 
Posteriormente, agregó la investigadora, la fotografía en el periodo post-revolucionario muestra el impacto del evento en el paisaje veracruzano: “La representación paisajística fue dominada por la fotografía utilitaria sin intenciones estéticas; la Revolución Mexicana construyó una idea del progreso que no era estrictamente tecnológico, sino que ahora incluía un concepto más amplio de mejora social, el papel estelar en el nuevo discurso visual, con en el verbal, pertenecía a los obreros y campesinos”.
 
Los cambios presentaron un enfrentamiento ante la cámara que refleja nuevos gestos y nuevas actitudes: un paisaje que interesaba a actores sociales cuya relación a su entorno buscaba ideales distintos, expresó.
 
En ese sentido, precisó Rashkin, las fotos históricas representan ventanas sobre lugares, características geográficas, arquitectura, ingeniería, prácticas sociales y culturales del pasado, pero a la vez son ventanas sobre las relaciones de poder que subyacen en su manera particular de mirar.
 
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