Los tiempos cambian, las parejas no tanto. El peso de los roles tradicionales de hombres y mujeres actúa todavía como un lastre: dificulta las relaciones de poder entre los miembros de la pareja, incluso cuando los dos ganan un sueldo, afirma Sandra Demo Moreno, autora del libro Una pareja, dos salarios. El dinero y las relaciones de poder en las parejas de doble ingreso, que acaba de publicar el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de la Universidad de Oviedo.
La investigación de esta profesora universitaria, informa el portal Mujeres en Red, realizada a partir de entrevistas, señala que el ideal de la pareja simétrica (igualitaria) está en ascenso frente a la tradicional (el hombre aporta el salario y la mujer los cuidados), pero perviven numerosos obstáculos, muchos de ellos culturales, para alcanzar la equiparación de los dos miembros.
El trabajo remunerado de las mujeres y sus ingresos no generan automáticamente un equilibrio entre los dos miembros de la pareja, advierte. Entre otras cosas, porque hace falta que ese mismo equilibrio se dé en casa: el reparto equitativo de las tareas domésticas y de cuidado entre los dos miembros de la pareja.
Las mujeres acceden al trabajo remunerado o al manejo del dinero, pero los hombres no adoptan roles femeninos, señala.
El salario de la mujer suele ser menor y se percibe como un complemento. Y cuando ellas ganan más, se oculta esa diferencia, para no dañar la masculinidad. El dinero es un elemento que legitima el poder de los varones, no así el de las mujeres.
En suma, hay un ideal igualitario, pero sin que los varones pierdan su preponderancia en el hogar. La autora concluye que las relaciones de poder y la desigualdad en la pareja tienen un importante costo para las mujeres, de acuerdo con la información de Mujeres en Red.
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