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Diosas y Mortales, siempre divinas, las mujeres prehispánicas

Por Miriam Ruiz

Diosas confesoras, diosas nutricias, madres guerreras o mujeres «alegradoras» son algunos de los roles que se ha descubierto que ocupaban las mujeres en las culturas prehispánicas del centro de México, quienes en la vida diaria trabajaban como hasta hoy, sin parar.

Tal es el panorama que ofrece Eduardo Merlo, arqueólogo curador de la exposición Diosas y Mortales, que actualmente se exhibe en el Museo Regional de Puebla, la segunda exposición que mira la vida femenina en la antigua Mesoamérica y se exhibe en México.

Noventa por ciento de todas las figuras rescatadas por los arqueólogos son femeninas, símbolo de la fertilidad, la tierra, y la sexualidad, aseguró el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Cada una del centenar de figurillas expuestas, de barro o bien tallada piedra volcánica, cuenta algo de la vida de las mujeres que vivieron en Puebla, Veracruz o Tlaxcala entre el año 500 a.C. y 1500 d.C, cuando, casi como hoy, las adolescentes salían de la escuela para hallar marido.

Luego de la boda, había cuatro días de oración antes de poder tener relaciones sexuales, que eran gozosas para ella y para él, rezan los textos explicativos de la exposición que deja entrever las horas largas que ocuparon a la cocina, el hilado, la agricultura y otras consideradas profesiones como la alfarería o la prostitución.

En la historia, muchas embarazadas mueren en el parto: en la cultura nahua, ellas iban al mismo lugar que los guerreros más valientes. «La familia defendía el cadáver», explica Eduardo Merlo, pues conservar un brazo u otro miembro era el amuleto más poderoso para la guerra.

SI ESTÁ CALZADA

«Si traen cacles» (sandalias), puntualiza Merlo, eran «diosas o prostitutas», quienes guardaban un posición más cercana a la de una geisha que a la de las trabajadoras sexuales occidentales.

«Las alegradoras eran muy importantes, sobre todo en la guerra, donde acompañaban a los soldados», refiere el investigador, «eran pagadas por el Estado por su servicio y también por los usuarios. «Y masticaban chicle», además de vestir con hilados finos.

El panteón de las culturas del centro del país, entre ellas la mexica, estuvo lleno de figuras femeninas ?empezando por la divinidad irrepresentable Ometeotl (femenino/masculino) y entre las que destacan Centeotl o Tonantzin (deidad del maíz), Xochiquetzal (Bella Alegradora) y Tzenteotl, una especie de diosa terapeuta a quien se le contaban los problemas sexuales.

Todas ellas están presentes en esta exposición coorganizada por el INAH y la fundación Amelia Spitalier, que permanecerá tres meses más en Puebla para luego llegar a la Casa Cantón de Mérida, a Palenque y seguir en ruta hacia los Estados Unidos en 2008, informó ayer la directora del Museo Regional de Puebla, Delia Domínguez.

La primera exposición sobre la vida de las mujeres prehispánicas fue «Divina y humana: la mujer en los antiguos México y Perú, que se exhibió en el Museo de Antropología en 2005 y el Museo de las Mujeres en Washington, en el 2006.

07/MR/GG

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