A pesar de los esfuerzos y compromisos internacionales para eliminar todas las formas de exclusión, la discriminación racial, rechazo de una persona o colectividad por poseer determinadas características biológicas y/ o físicas adquiridas por factores hereditarios, se ha convertido en un fenómeno social de carácter universal.
Por ello, en 1966 a través de la resolución 2142, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.
El 21 de marzo fue elegido para conmemorar los hechos ocurridos en Sharpeville, Sudáfrica, donde murieron 69 personas en 1960, cuando la policía disparó contra una manifestación pacifica que protestaba contra de las leyes del apartheid en esa localidad.
La conmemoración de este día tiene como objetivo promover entre las instituciones públicas y privadas, así como a la comunidad internacional, acciones para eliminar todas las formas de discriminación racial en el mundo.
De acuerdo con el artículo 1º de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial, la discriminación racial es toda distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto anular el reconocimiento y ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades fundamentales de los seres humanos.
Esta convención fue dada a conocer en 1965 y a la fecha la han ratificado156 países, estados miembros de las Naciones Unidas, con el propósito de erradicar la discriminación racial a nivel internacional.
En 1978 y 1983 se celebraron en Ginebra, Suiza, dos Conferencias Mundiales para Combatir el Racismo y la Discriminación Racial. Para continuar y evaluar los resultados obtenidos, en el año 2001 se llevó a cabo una tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, Discriminación Racial, Xenofobia e Intolerancia en Durban, Sudáfrica.
Fue en esa última reunión donde se tocaron puntos como la violencia contra la mujer basada en la raza u origen étnico, tal como sucede en las guerras de Bosnia, Kosovo o Ruanda donde los ejércitos rivales violan a las mujeres por razones raciales.
En estas circunstancias, la discriminación racial se agrava por el hecho de ser mujer. En México, por ejemplo, la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas reconoce que frente al resto de la población la tasa de rezago educativo promedio para las mujeres indígenas es de 92 por ciento.
En este sentido, en un texto sobre racismo y discriminación, la filósofa y escritora Francesca Gargallo, afirma que las mujeres indígenas en México viven bajo un doble régimen de discriminación (por ser mujeres e indígenas) que ha reforzado su subordinación al interior de cada comunidad.
Asimismo, un estudio de 2001 de la Comisión Ciudadana de Estudios Contra la Discriminación señala que mientras el 28 por ciento de los hombres indígenas no ha ingresado a la educación primaria, el 45 por ciento de las mujeres indígenas tampoco ha tenido acceso a la educación básica.
De la misma forma, casi el 76 por ciento de los varones indígenas forman parte de la población económicamente activa, donde las mujeres sólo representan el 12 por ciento.
Además, las mujeres indígenas en México deben enfrentarse a la falta de servicios de salud, al desprecio de su trabajo doméstico, a no tener aún derecho a la tierra, a los acosos sexuales en diversos ámbitos y más.
La escritora Rosario Castellanos, lo explicaba en su libro Oficio de Tinieblas: los blancos, los ladinos son superiores en todo, los indios no piensan porque son lo mismo que los animales, incluso más insensibles, ni siquiera son capaces de quejarse.
04/MP/SM
