Discriminación y hasta la negación de los servicios médicos en los centros hospitalarios, denunciaron mujeres emigrantes que residen en la delegación Xochimilco, en la capital del país.
De acuerdo con la investigación desarrollada por un equipo encabezados por Carmen Flores Cisneros, y que se difunde en el libro Migración Interna en México y Salud Sexual y Reproductiva, las emigrantes no reciben atención adecuada y hasta les niegan los servicios en los centros hospitalarios de la demarcación.
La edición coordinada por María del Carmen Elu y Elsa Pruneda, contiene testimonios de las mujeres provenientes de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, San Luis Potosí y el Estado de México, quienes señalan que al acudir al médico el Centro de Salud de Xochimilco se les negada la consulta prenatal.
Ante esta discriminación por su condición y la falta de recursos para asistir al Centro de Salud, las mujeres embarazadas prefirieron atenderse con parteras de San Gregorio Atlapulcoa, con un costo aproximado de mil 500 pesos, en tanto, otras mujeres acudieron a médicos particulares y pagaron dos mil 500 pesos.
Aunque en el hospital de Milpa Alta, el costo de atención de un parto es de 671 pesos, las mujeres no asisten por los tratos discriminatorios que reciben de parte del personal médico.
En el capítulo «Migración interna de familias indígenas del Medio Rural, implicaciones en Salud Materno Infantil» las mujeres relatan algunos de los tratos discriminatorios de que son objeto, al calificarlas de sucias e ignorantes.
Una de las mujeres entrevistadas señala que «el doctor del Hospital Milpa Alta me mandó a caminar y caminar, yo ya no aguantaba el dolor y mi hijo nació en el patio, pero el doctor no me quiso recibir, y yo ya sabía que iba a nacer»
El trabajo de investigación describe la condición de vida de las mujeres indígenas emigrantes, quienes, además, durante el proceso de embarazo y parto no reciben información ni orientación adecuada.
En ese sentido, Flores Cisneros –investigadora del Instituto Nacional de Perinatología- apunta que este tipo de tratos discriminatorios hacen que las mujeres indígenas se sientan avergonzadas y manejen sentimientos de culpa, que afectan su vida personal.
De igual forma no se les permite que sus esposos las acompañen en el momento del parto como es su costumbre, las mujeres tienen que parir solas y en posición «supina», a comodidad del médico, lo cual violenta a su concepción de cuerpo y parto.
La investigadora agrega que en las comunidades las mujeres tienen a sus hijos e hijas en posición «gravitacional» y contaron con la presencia y apoyo de sus maridos, sin embargo, estas costumbres no son respetadas por el personal médico, lo que altera sus costumbres, ocasionan sentimientos de soledad, angustia y vergüenza.
Respecto a los servicios de salud, Flores Cisneros señala que el personal, tanto femenino y masculino, tienen que tomar en cuenta el dolor que implica el parto y las representaciones que del cuerpo tiene cada una de estas mujeres, que requieren de un trato humano, respeto y comprensión.
El estudio señala que las emigrantes se encuentran en plena etapa reproductiva, pues tienen entre 20 y 34 años de edad, se unieron en matrimonio entre los 13 y 20 años, pocas saben leer y escribir, son bilingües, hablan español y su lengua materna y todas las mujeres tuvieron a su primer hijo antes de los 20 años.
En el libro Migración Interna en México y Salud Sexual y Reproductiva colaboraron también los investigadores Gerardo A. Montero, Nancy Jiménez, Juan López, Nallely Luna Buendía y Aidé Rodríguez, entre otros, y fue realizado en coordinación con el Consejo Nacional de Población y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
2005/GT/SJ
