Inicio Disminuir daño por violencia puede ser la diferencia entre vida y muerte

Disminuir daño por violencia puede ser la diferencia entre vida y muerte

Por Gladis Torres Ruiz, enviada

En medio de la inseguridad que priva en Ciudad Juárez, las activistas del refugio para mujeres en situación de riesgo por violencia extrema «Sin violencia», de Ciudad Juárez, Chihuahua, laboran contra corriente para proteger las vidas de las mujeres que llegan al lugar.

Un portón eléctrico de acero que pareciera a prueba de todo, nos da paso a la casa fundada por la activista Esther Chávez Cano. En el refugio de alto riesgo, donde las reglas impiden acceso a cualquier persona ajena, es donde se encuentran varias familias refugiadas de la violencia que viven en su hogar.

Rodeadas por cámaras de seguridad, y un patio protegido por malla electrificada, que fue colocada luego de que la casa fue atacada el pasado 9 de junio por 14 policías, seis de ellos con armas de alto poder, iniciamos la visita al refugio.

Por muchos años, éste fue el único refugio del estado de Chihuahua, que había logrado permanecer en secrecía. Llegamos a la puerta de entrada y atravesamos una sala donde mujeres con sus hijas e hijos ven televisión, sonríen y se abrazan. Nos miran atentos porque ahí no entra nadie desconocido.

Llegamos a la oficina de Almendra Robles Rosales, directora y representante legal de la casa, así como de Elia Orrantia Cárdenas coordinadora administrativa. En sus escritorios se encuentran las pantallas de las cámaras de seguridad.

Comentan que el refugio surgió como un complemento de Casa Amiga Centro de Crisis, ya que la demanda de las usuarias así lo requería. Pues las mujeres que acudían a buscar apoyo decían: «No necesito terapia, lo que necesito es dónde quedarme porque si regreso el día de hoy probablemente me van a matar».

Ante toda esa necesidad y las circunstancias políticas que se dieron en ese momento, se lanzó una convocatoria para la creación del refugio, participaron todas las organizaciones, y Casa Amiga resultó seleccionada por ser la más capacitada. El 1 de octubre de 2003 iniciamos con las gestiones del refugio, relata Almendra Robles.

Sin descuidar su computadora y las pantallas que monitorean la casa, Almendra Robles, precisa que en el refugio son atendidas las mujeres en riesgo extremo por violencia, que no tengan redes de apoyo de ningún tipo y que deseen ingresar al refugio e integrase al modelo de atención.

Tenemos casos de mujeres que nos relatan «mi marido es guardia de seguridad y todos los días me coloca una pistola en la cabeza; y otro donde dicen que el marido es un albañil, pero todas las noches le pasa un cuchillo por el cuerpo y le dice ‘te voy a matar si me engañas’, es difícil evaluar el nivel de peligrosidad de una usuaria porque viene contigo y tu obligación es creerle».

«Tenemos familias que viven con nosotros, que reciben atención profesional. Es el gasto de tu familia multiplicado por 10 o por 11, más la atención profesional: psicológica, medicina en general, escuela, terapias etcétera…».

A lo lejos se escucha a las niñas y niños jugar, mientras la coordinadora, indica que el espacio que tienen para trabajar es limitado, «a lo mucho podemos atender 12 familias, porque la atención es muy especializada.

Robles Rosales, agrega que el proyecto es muy costoso, y que en el contexto de impunidad que priva en el estado fronterizo, así como con el antecedente del feminicidio, su trabajo se hace más complicado.

Las personas que dan recursos nos preguntan, de manera reiterada que si las mujeres vuelven o no con sus parejas, porque piensan que no hay que invertir si las mujeres van a regresar.

«Alguien que no comprende la violencia y no tiene la sensibilidad, no sabe por ejemplo que para nostras disminuir los daños, es significativo y puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de una persona».

El sitio, que forma parte de la Red Nacional de Refugios, gasta al año más de 3 millones y medio de pesos, incluyendo servicios, pago de honorarios, alimentos, despensa, útiles escolares mantenimiento del edificio y autos, entre otros gastos.

ATAQUES AL REFUGIO

Las activistas narran que en los 10 años de existencia del refugio han tenido dos ataques por los agresores de las mujeres que ahí se guarecen. El primero fue cuando una de las psicólogas fue secuestrada afuera de la casa, «la subieron a una camioneta, la amarraron, la tuvieron dando vueltas, la tiraron a un terreno y le dieron con una pistola»

Las activistas recuerdan que nunca recibieron una amenaza directa, sin embargo fue una crisis ya que la mayoría del personal renunció. La segunda fue la agresión del pasado 9 de junio por policías armados.

«Las consecuencias psicológicas no fueron inmediatas, se dieron más lentamente, comenzamos atener problemas entre nosotras y tres personas renunciaron».

Hasta el momento, no se ha seguido ningún proceso para esclarecer y sancionar a quienes estuvieron involucrados en el ataque y violación de la secrecía del refugio y hasta el momento no cuenta con ningún tipo de seguridad extra ni estatal, ni municipal, abundaron.

10/GTR/LR/LGL

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