El alto comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) publicó cifras provisionales del balance de la situación de los refugiados en el mundo, lo cual muestra que ha disminuido alrededor de cuatro por ciento en 87 países en los primeros nueve meses de 2001.
El mayor descenso se ha producido en la Antigua Yugoslavia con 83 mil refugiados menos. La cifra no incluye los 52 mil 500 albaneses que regresaron a Macedonia desde Kosovo entre julio y septiembre de este año.
A decir de ACNUR, la cifra de refugiados también se ha reducido de forma significativa en Uganda, 59 mil menos; Sudán, 31 mil; Tanzania, 28 mil, y Etiopía, 27 mil.
Sin embargo, en el otro extremo de la escala, seis de los 10 países en los que se han registrado los mayores incrementos están en Africa, con la República Democrática del Congo a la cabeza, con 30 mil 800 nuevos refugiados. En especial preocupa la situación de los desplazados internos en Liberia, reporta AMDPress.
Los enfrentamientos entre fuerzas gubernamentales y milicias han provocado en los últimos días la huida de 20 mil desplazados en el noroeste del país, personas «totalmente empobrecidas y sin protección alguna», según Amnistía Internacional.
La organización pro derechos humanos denunció que el gobierno liberiano impide el movimiento de los desplazados hacia zonas más seguras cercanas a la capital, Monrovia, y ha solicitado al Consejo de Seguridad de la ONU que realice un llamamiento a la comunidad internacional para que proporcione protección y ayuda adecuadas a esas personas.
La organización Refugees International ha pedido hoy, 26 de diciembre, a los países donantes que aporten fondos para realojar a los desplazados en campos seguros, lejos de las líneas de enfrentamiento.
Africa acoge a 3.6 millones de refugiados (el 30 por ciento de las cifras mundiales) y 20 de los 25 millones de desplazados internos que hay en el mundo. Con esas cifras como telón de fondo, representantes de 48 países africanos se reunieron la semana pasada en Ginebra en un encuentro en el que se debatieron medidas para permitir que los refugiados se conviertan en «participantes activos» en el desarrollo de los países de acogida en lugar de ser una carga.
Los delegados discutieron nuevos modelos legislativos para permitir el acceso a la tierra de los refugiados y el derecho al empleo, y pidieron más inversiones en educación y formación de estas personas y la puesta en marcha de proyectos de autoayuda en los primeros momentos de las crisis de refugiados.
Muchos países africanos expresaron reticencias porque consideran que ese tipo de medidas pueden provocar oposición interna en situaciones de alto desempleo y pueden eliminar los «incentivos» de los refugiados para volver a sus países.
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