La violencia es una parte insoslayable en la vida de las mujeres migrantes, un grupo creciente que carece de políticas públicas suficientes, indicaron hoy representantes de las Naciones Unidas en la víspera del 25 de Noviembre, Día Internacional de No Más Violencia contra las Mujeres.
«Las mujeres que migran a otro país enfrentan una doble discriminación laboral en el país de destino, como mujeres y como extranjeras, lo que limita su acceso a programas sociales y servicios de salud en general, y de salud reproductiva en específico, debido a su situación legal y a su alta concentración en el mercado informal», aseveró Lourdes Colinas, integrante del Grupo Interagencial de Género de la ONU.
«La salud de las mujeres, especialmente de las parejas y esposas de migrantes varones, puede verse vulnerada por la permanencia de los varones en el exterior; por ejemplo, por el VIH/Sida», y se refirió también a las esposas que migran y permanecen aisladas en el hogar, expuestas a perder autoestima y a ser más vulnerables a la violencia doméstica.
Coincidió Juan Artola, jefe en México de la misión de la Organización Internacional de Migración (OIM), quien habló de una cadena de vulnerabilides para las migrantes que lleva a la violencia, asociada ésta a la explotación laboral y las agresiones sexuales, así como a diversas formas de discriminación.
Tanto Colinas como Artola hicieron hincapié en los riesgos para las migrantes de caer en manos de tratantes; particularmente entre las menores de edad, que constituyen 80 por ciento de las víctimas de explotación sexual.
En la frontera sur de México, en la zona de Tapachula, cada semana se denuncian siete violaciones, apenas una pequeña muestra del número de agresiones sexuales, indicó Artola tras destacar que se carece de cifras para dar su justa dimensión a la violencia contra migrantes por la falta de un marco legal alrededor de este tema.
Por su parte, Rebeca Gryspan, directora de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), destacó la contribución de las migrantes a sus países. Ellas actualmente son «agentes económicos independientes» pese a que se desplazan de un lugar a otro para trabajar como camareras o cuidadoras de niños.
La violencia contra las mujeres representa un alto costo para la sociedad, sostuvo Teresa Rodríguez, directora ejecutiva del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) para México, Centroamérica, Cuba y República Dominicana, tras referirse a la tarea -aún a medio camino- para que las leyes en los estados de México sean armónicas con los tratados internacionales.
Teresa Rodríguez y cada participante coincidieron en que proteger e informar a las mujeres migrantes debe ser una tarea de máxima prioridad para los gobiernos.
En particular, Ariel Hockman, respresentante en México del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) mencionó la importancia de cambiar el estatus de las llamadas migrantes ilegales, porque esta situación las pone aún en mayor riesgo de violencia.
TRABAJO DE UNIFEM CONTRA LA VIOLENCIA
En la ceremonia, efectuada en la sede de la ONU en México, Teresa Rodríguez, tras leer un llamado de la directora general de UNIFEM, Noeleen Heyzer, anunció que el Centro de Investigación y Salud de Comitán obtuvo el apoyo de UNIFEM para investigar la percepción del VIH entre indígenas de Chiapas.
Rodríguez refirió que entre mil propuestas, solamente pudieron recibir apoyo 24 alrededor del mundo. Noeleen Heyzer, por ende, hizo un llamado este 25 de noviembre para que los líderes del mundo cumplan sus compromisos para eliminar la discriminación y apoyen el Fondo Fiduciario de la ONU.
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