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Dominicanas se alistan para alcanzar 33 por ciento del poder

Por Mercedes Alonso
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La nación dominicana se prepara para sus elecciones generales del próximo 15 de mayo, con las que se renovarán la presidencia, el Congreso, los municipios y las diputaciones de ultramar.
 
¿Cuál será la representación de las mujeres en todos esos cargos públicos? El pleno de la Junta Central Electoral (JCE) aprobó, en diciembre pasado, la resolución que obliga a los partidos políticos a cumplir con la ley que establece la obligatoriedad de una cuota que alcance el 33 por ciento de mujeres en sus boletas electorales, para las elecciones de 2016.
 
Según la disposición, de las 178 diputaciones a elegir en las 31 provincias, deberán ser incluidas 61 candidatas a legisladoras por los partidos y agrupaciones.
 
“Todos los partidos políticos tendrán que cumplir el mandato del pleno que, en relación con la cuota femenina, dispuso que todos los partidos, alianzas o coaliciones y las agrupaciones políticas, al momento de presentar sus propuestas de candidaturas a cargos para diputados, regidores, suplentes de regidores y vocales, deben obligatoriamente incluir un porcentaje no menor al 33 por ciento a favor del sexo femenino, del total de los cargos propuestos en cada nivel de elección, asignado en forma alterna con respecto a los hombres”, dijo el presidente de la JCE, Roberto Rosario.
 
HISTORIA
 
Fue en 1942 cuando las dominicanas ejercieron por primera vez su derecho al voto y, pese a que en las últimas décadas se han observado cambios significativos, continúa pendiente la histórica deuda con aquellas que precedieron las luchas por su total reivindicación y verdadero reconocimiento.
 
En un artículo, el juez de la JCE, José Ángel Aquino, señala: “Primero fueron los partidos políticos los que implementaron la cuota femenina de un 25 por ciento, y más tarde, en la reforma electoral de 1997, se consagraría legalmente este porcentaje en la Ley Electoral 275-97, que sería aumentado a 33 por ciento, mediante la ley 12-2000 del 2 de marzo del 2000”.
 
Añade el autor que en la Cámara de Diputados el porcentaje de mujeres electas había sido de 12.5 por ciento en las elecciones de 1994, y luego de aplicarse la cuota femenina como norma jurídica obligatoria en los comicios de 1998 se alcanzó una representación de 16.1 por ciento, cantidad que aumentó en 2010 hasta 20.8.
 
En el caso del número de regidoras, también hubo un incremento y de 93 electas en 1994 (14.4 por ciento), en 1998 resultaron 185 mujeres ediles; es decir, 24.4 por ciento. En 2010 alcanzaron la alta cifra de 383, para una proporción de 33.3 por ciento.
 
Aquino deplora lo que ha tenido lugar en las alcaldías y el Senado donde, pese a que por primera vez en la historia de la nación caribeña una mujer ocupa la presidencia de la Cámara Alta, la magistrada Cristina Lizardo Mézquita, sólo tres senadoras fueron electas en 2010 para un 9.4 por ciento, y 12 alcaldesas, equivalentes a 7.7 por ciento.
 
No obstante, la posibilidad de sobrepasar el 33 por ciento, otorgado a las mujeres para ocupar cargos electivos en las actuales elecciones, se perfila como un posible acercamiento a la paridad femenina en la vida política del país.
 
¿MUJERES PRESIDENTAS?
 
Minerva Josefina Tavárez Mirabal (Minou), de Alianza por la Democracia, y Soraya Castillo Aquino, del Partido Unidad Nacional (PUN), son las dos candidatas presidenciales que aspiran a la máxima dirección del país, junto a cinco hombres más, entre quienes figura el actual mandatario, Danilo Medina.
 
La reelección presidencial se hizo posible tras aprobar el Senado el proyecto de ley de reforma constitucional, cuyo artículo 124 restableció la repostulación del mandatario en un nuevo periodo en las elecciones de 2016.
 
Tavárez Mirabal dijo a la prensa en días recientes estar preparada para presidir y gobernar bien: “Yo tengo una historia y una trayectoria política que ninguno de los candidatos tiene ni puede exhibir. Solo así se podrá luchar contra la corrupción. Es necesario elegir otras autoridades, en el Congreso, en el gobierno, en los ayuntamientos…”.
 
“No se puede seguir protegiendo la corrupción y la impunidad. Son temas básicos que he aprendido que hay que defender”, precisó la hija de una de las hermanas Mirabal, símbolo de rebeldía de la nación dominicana, y por quienes la ONU instituyó el 25 de noviembre como Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
 
Por su parte, Castillo Aquino se comprometió a rescatar los valores en la dignidad humana de la ciudadanía, y lograr un sistema educativo de calidad, así como una efectiva seguridad ciudadana.
 
Aseguró a la prensa el pasado 15 de diciembre que “es necesario recuperar la política con un nuevo estilo de gestión, porque supuestamente la gente se siente marginada y está cansada de los políticos que sólo pelean por cuotas de poder”.
 
La Constitución de la República proclama en el artículo 39 “la igualdad entre el hombre y la mujer, prohibiéndose cualquier acto cuyo objetivo o resultado menoscabe o anule el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos fundamentales de mujeres y hombres”.
 
Hace dos años, el proyecto de Ley del Régimen Electoral preveía que las nominaciones y propuestas de candidaturas a la Cámara de Diputados y a las regidurías se observaran por el principio de paridad de género, integrándose en 50 por ciento de mujeres e igual proporción para hombres. Pero el Congreso Nacional sólo aprobó la actual cuota femenina de 33 por ciento.
 
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión de Asuntos de Género de la Cámara de Diputados aspiran a que se alcance un día el 50 por ciento, y los cargos sean ocupados por mujeres y hombres de igual forma.
 
LIMITACIONES
 
José Ángel Aquino asevera que “el impacto de la cuota se ve limitado, conforme a los estudios especializados del tema, por los elementos del sistema electoral y la naturaleza de la campaña proselitista. En el caso de Dominicana, el tamaño de la circunscripción electoral que es regularmente pequeña (menos de cinco escaños), opera como un factor contrario a un mejor resultado de la cuota femenina”, argumenta.
 
“Un elemento que impide que la mujer tenga una mayor representación, tiene que ver con las condiciones de la campaña electoral”, plantea el magistrado.
 
“Se ha demostrado que en contextos políticos en los cuales no existen claras normas de equidad para la competencia electoral, en escenarios de sistemas de partidos no institucionalizados con una débil democracia interna, las mujeres suelen ser perjudicadas al momento de confeccionar las propuestas electorales”, explica.
 
Definitivamente, todavía la representación femenina en posiciones electivas en Dominicana no se equipara a la cantidad de mujeres votantes, que representan alrededor de 50 por ciento del padrón electoral.
 
Y no será hasta que aparezcan a la par de sus compañeros en los diferentes estamentos del Estado; sean el Tribunal Superior Electoral, la JCE, en los poderes Ejecutivo y Legislativo, y en el resto de las organizaciones políticas, que se pueda hablar de esa democracia participativa y equidad de género, por la que tanto se ha luchado.
 
16/MA/RMB

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