Aún no se conocen los nombres de las dos mujeres que fueron halladas muertas en la fronteriza Ciudad Juárez en la primera quincena de abril, pero su muerte violenta se suma a la lista de casi 300 asesinadas y un número indeterminado de desaparecidas, que podrían ser hasta mil.
Como ellas, también perdieron la vida en dos ciudades del mismo estado, con tortura sexual o signos de asfixia, Rosa Ivonne Paéz Márquez, Yolanda Alvarez Esquihua, Miriam Adriana Vázquez, Sandra Corina Gutiérrez Estrada y 69 desconocidas incluidas en la lista «Todas son nuestras hijas; todas son nuestras muertas.»
Tal lista forma parte del dossier publicado por Justicia para Nuestras Hijas, organización con sede en Chihuahua, Chihuahua que retoma también los testimonios de algunas madres y familiares, y que incluye los nombres de 274 jóvenes presuntamente asesinadas.
«Soy Madre de Silvya» escribe doña Ramona. «Mataron a mi hija y con ella se llevaron las ganas de seguir viviendo, estoy luchando por encontrar a los responsables, pero muchas me veces me canso y quiero dejarlo todo; pero cuando veo que otras jovencitas aparecen muertas, entonces digo que no tengo derecho a quedarme callada.»
Erika era muy buen estudiante, dice su madre, Hortensia Henríquez que refiere la desaparición de la estudiante universitaria el 12 de diciembre del 2000, llevando un monedero y huaraches, cuando iba a cortarse el cabello.
«Cuando estoy sola platico con ella, le pido que me diga donde está. A dónde se la llevaron. Porque mi hija no se fue, se la llevaron. Sus libros, su ropa, su cuarto está igual, esperando su regreso.»
2003/MR/MEL
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