Más de dos mil mujeres han egresado del ahora Centro Nacional Modelo de Atención, Investigación y Capacitación Casa Hogar para Niñas «Graciela Zubirán Villarreal», 95 por ciento de ellas cuenta con un empleo que le permite ser autosuficiente y 15 por ciento terminó una carrera profesional.
Así se informó hoy durante la develación de la placa que da nombre a esta institución fundada en 1970, que actualmente alberga a 220 niñas de entre 6 y 14 años, huérfanas, abandonadas o que han sufrido algún tipo de maltrato, físico o emocional.
Desde 1969, año en que se propuso la creación de este hogar y se designó a Graciela Zubirán Villarreal como parte del proyecto, el objetivo ha sido atender a niñas en estado de desprotección y lograr su autosuficiencia tanto económica como social y moral. La fundadora dedicó 28 años a la atención de las menores.
Laura Mendoza, coordinadora técnica de Educación y Formación de la Casa Hogar, informó que laboran en esta institución alrededor de 200 personas que están al cuidado de las menores, entre pedagogos, psicólogos, trabajadores sociales, encargadas de hogar, niñeras, médicos, enfermeras, administrativos, etcétera.
En entrevista con cimacnoticias, explicó que a través del sistema de educación personalizada, cada menor traza su proyecto de vida específico apoyada por la Casa Hogar, que le brinda los medios para lograrlo.
Indicó que la casa recibe a las niñas que han quedado huérfanas total o parcialmente; cuyos padres fueron privados de su libertad, o niñas que han sufrido abuso sexual por parte de sus familiares, a las cuales se les da un seguimiento especial con tratamiento psicológico interno o, si el caso lo requiere, externo.
Una vez que las menores han cumplido la mayoría de edad, agregó, pasan a otro programa destinado para ellas denominado Preegreso.
En ese programa se les prepara para su salida y se les ayuda a conseguir un empleo y vivienda compartida con algunas de sus compañeras, o en el caso de las jóvenes que deseen reintegrarse con algún familiar, también se les apoya.
«En la casa hogar nos dieron principios más que educación… Yo a mi hija le voy a enseñar igual, mis principios, y yo la traigo con mucho orgullo: ‘hija, aquí yo viví, esta fue mi casa y aquí fui feliz, aquí lloré, aquí fue mi hogar’», expresa Claudia Pérez, una de las egresadas.
«En los hogares de cada una se ha visto que valemos lo mismo que nuestras parejas, que no por ser huérfanas valemos menos, como mujer vales mucho y cada una de las niñas que están aquí valen y mucho…», concluye.
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