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El 70% de la población en pobreza es femenina

Por la Redacción

Las condiciones de vida de las mujeres influye de forma decisiva en el desarrollo de un país y si se vulneran sus derechos como el acceso a la educación y a un empleo, su libertad e independencia, díficilmente habrá evolución, según informes del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer.

El 70% de la población en condiciones de pobreza es femenina y la falta de educación de las mujeres agrava su pobreza y la de su entorno porque son ellas las que se encargan de educar a los hijos.

Muchas sociedades machistas las preparan para cuidar a los hijos, para llevar la casa y para atender al marido y en ese entorno es difícil que un ser prospere si el sistema cercena sus aspiraciones educativas, su libertad de elección y la posibilidad de tener un trabajo digno. No pueden elegir su vida conyugal y profesional, ni tomar una libre decisión si no desean tener más hijos, publicó hoy Canal Solidario.

Algunos estados siguen sin reconocer y sin llevar al plano social de las mujeres derechos básicos como la educación, el trabajo y las protecciones civiles.

Predominan la impunidad y la falta de apoyo legal para las mujeres, a quienes muchas veces se les culpa de los problemas de la familia un ejemplo es la reciente declaración de Rocco Buttiglione, ministro italiano de Asuntos Europeos, que pretendía ocupar el cargo de Comisario de Justicia en la Unión Europea acerca de que «los niños que no tienen un padre son hijos de una madre no muy buena».

La poligamia es una realidad de muchos países en desarrollo y eso suele conllevar al abandono de la familia por parte del padre y es cuando todas las tareas de la pareja recaen en la mujer. «O existe la igualdad de derechos, o se tiene un estado con ciudadanos de primera y de segunda clase», puntualiza el informe.

Una mujer sólo podrá reclamar sus derechos si sabe cuáles son, así tendrá más herramientas para defenderse de agresiones físicas y de abusos; los embarazos indeseados disminuirán y no quedarán tantos niños incapaces de escapar al ciclo de la pobreza en el mundo.

Los países del llamado Primer Mundo tienen que asumir su responsabilidad por la situación de la mujer. EEUU y Europa instalan maquilas en Latinoamérica y Asia a sabiendas de su injusticia.

Saben que las maquilas contratan mujeres para que trabajen en turnos laborales inhumanos, con salarios que apenas les permiten vivir, todo en aras de las ganancias de las multinacionales.

Las maquilas, al servicio de las transnacionales, contratan a mujeres porque, como no se han llevado al plano social los derechos de la mujer en muchos países del sur, resultan más sumisas a la violación de sus derechos, los mismos que los países desarrollados argumentan promover.

En muchos países de África y Latinoamérica la columna vertebral del hogar es la mujer, educan a los hijos, cuidan de la casa e incluso van al campo para atender los cultivos.

No basta con el reconocimiento de los derechos humanos que adornan muchas constituciones, es preciso convertir esos derechos políticos en auténticos derechos sociales.

Sólo mujeres educadas pueden romper ese círculo vicioso. Diversos estudios señalan que, cuando la mujer acude al colegio y obtiene una educación adecuada, su maternidad tiene lugar más tarde y de manera más responsable, tienen menos hijos y ofrecen a su familia una vida más prometedora.

2004/LR

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