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El abismo de la inequidad mundial

Por la Redacción

A pesar del crecimiento económico sin precedentes de los últimos años, los ricos se enriquecieron y los pobres se empobrecieron, advirtió la ONU en un estudio que confirma las dificultades que sufren las mujeres respecto de los hombres en todos los aspectos.

El informe Situación social mundial 2005: el predicamento desigual fue divulgado este jueves, tres semanas antes de la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para resolver mecanismos contra la pobreza, el hambre, la enfermedad y el analfabetismo, informó la agencia Red de Información de Mujeres Argentinas (RIMA).

El estudio se concentra en el abismo entre economías formales e informales y entre trabajadores capacitados y sin adiestramiento, así como las diferencias existentes en materia de acceso a salud y educación y de oportunidades de participación social, económica y política.

Sus autores dieron un llamado de alerta sobre la «persistente y creciente» inequidad entre países y entre habitantes de una misma nación.

Según la investigación, el mundo está más polarizado hoy que hace 10 años y se requiere urgentemente un compromiso más profundo para cumplir con los compromisos sellados por los jefes de Estado y de gobierno en la Cumbre sobre Desarrollo Social celebrada en 1995 en Copenhague.

En esa reunión, los líderes prometieron afrontar los intensos desafíos sociales y ubicar al ser humano en el centro de las políticas de desarrollo.

«Pero las brechas sociales de algunas décadas de antigüedad se ampliaron, particularmente las disparidades de género», una de las «más penetrantes» formas de discriminación, dijo al presentar el estudio José Antonio Ocampo, subsecretario general de la ONU a cargo del Departamento de Asuntos Sociales y Económicos.

60 por ciento de los trabajadores informales del mundo son mujeres y carecen de protección legal, observó Ocampo. «Es una proporción muy alta, dado que las mujeres tienen una menor participación en la fuerza de trabajo que los hombres», explicó.

Aunque cada vez más mujeres y niñas reciben educación, la participación femenina en el mercado formal de empleo se estancó o, incluso cayó en algunas zonas del mundo, indicó Ocampo. La creciente participación de las mujeres en el sector informal torna la situación «aun más problemática», agregó.

El informe de 158 páginas señala que la desigualdad entre países y dentro de éstos acompaña el proceso de globalización económica. Esas inequidades tuvieron consecuencias negativas en muchos indicadores, incluidos el empleo, la seguridad laboral y los salarios.

«Ignorar la inequidad en pos del desarrollo es arriesgado», indica el estudio. «Concentrarse exclusivamente en el crecimiento económico y en la generación de ingreso como estrategia de desarrollo es ineficaz, pues conduce a la acumulación de riqueza en manos de unos pocos y profundiza la pobreza de muchos», advierte.

En un mundo de creciente desarrollo y avance económico que debería beneficiar a las sociedades, muchas afrontan «alarmantes aumentos» en la brecha entre ricos y pobres, señala el documento.

La tendencia se constata incluso en países relativamente ricos, como Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. China e India, los países más poblados de Asia y del mundo, han alcanzado en los últimos años un considerable crecimiento económico, pero no lograron atacar la inequidad.

Similares patrones de distribución de la riqueza se detectan en Asia, América Latina y Africa. Según el informe, sólo en el Africa subsahariana la población pobre aumentó en 90 millones de personas entre 1990 y 2001.

En América Latina, el desempleo aumentó de casi 7 por ciento en 1995 a 9 por ciento en 2002, con muchos trabajadores y trabajadoras obligados a pasar al sector informal, en el que las condiciones son «frecuentemente inhumanas» y los salarios son bajos.

El estudio sugiere que en países como Brasil, Guatemala y Bolivia, la pertenencia a determinadas razas y etnias continúa siendo un factor determinante de las oportunidades económicas.

Personas indígenas y de color ganan, en promedio, un salario entre 35 y 65 por ciento menor al de los blancos, y tienen menos posibilidades de acceder a educación y vivienda, según el informe.

Los autores del estudio recomiendan ajustar las asimetrías económicas no sólo entre las naciones, sino también dentro de ellas. 80 por ciento del Producto Interno Bruto mundial pertenece a mil millones de habitantes del norte industrial, mientras el restante 20 por ciento es compartido por 5 mil millones del sur en desarrollo.

Preocupado por el ritmo cansino del avance hacia el cumplimento de los Objetivos de las Naciones Unidas para el Desarrollo del Milenio, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha urgido reiteradamente a las naciones ricas a cumplir con su compromiso de aportar al menos 0.7 por ciento de su Producto Nacional Bruto a la asistencia oficial para el desarrollo de los países del sur.

El asunto es motivo de controversia en las negociaciones por la redacción del borrador de declaración de la cumbre que se celebrará en septiembre, en ocasión de las instancias inaugurales de la sesión anual de la Asamblea General de la ONU.

Estados Unidos ha manifestado fuertes reservas hacia el documento en que se evalúa el cumplimiento de las Metas del Milenio, cinco años después de establecidas en una reunión similar de jefes de Estado y de gobierno en la sede de la ONU en Nueva York.

Washington ha presentado más de 750 enmiendas al borrador, que, de ser aceptadas, eliminarían nuevos compromisos de asistencia a países pobres e introducirían un enfoque inclinado hacia la seguridad y la lucha contra el terrorismo.

Con las metas del milenio de la ONU adoptadas en septiembre de 2000 por 189 jefes de Estado y de gobierno, los países ricos y pobres contrajeron el compromiso reducir a la mitad la población pobre y hambrienta del mundo, lograr la enseñanza primaria universal y promover la igualdad de géneros y la autonomía de la mujer.

Los ocho retos asumidos por los gobernantes se completan con la reducción de la mortalidad infantil, el mejoramiento de la salud materna, el combate al virus de inmunodeficiencia adquirida (Sida), el paludismo y otras enfermedades, e incluyen garantizar la sustentabilidad del ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Casi todos los objetivos específicos deben cumplirse antes de 2015 y tienen como referencia los niveles de 1990.

«El gobierno estadounidense llamó a atacar cualquier mención a las Metas del Milenio, y la administración se quejó públicamente de que la sección sobre pobreza del documento es demasiado larga», informó el diario The Washington Post esta semana.

El informe de la ONU indica que el creciente abismo entre ricos y pobres representa una gran amenaza a las democracias de todo el mundo, pues se alentarían la violencia y el terror si la tendencia no es revertida.

05/HR/YT

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