Inicio El derecho a la salud sexual y reproductiva

El derecho a la salud sexual y reproductiva

Por Guadalupe Cruz Jaimes

A las mujeres desde la infancia se les inculca la vergüenza por su propio cuerpo. Esta actitud dificulta a las niñas y adolescentes cuestionar a sus padres sobre la aparición de los cambios en sus cuerpos en la pubertad o sobre el acto sexual.

Así como esta, existen otras ideas perjudiciales para la salud sexual femenina, como que las mujeres no pueden estar contentas sin la compañía de un hombre o que sienten menor deseo.

En muchas comunidades el cuerpo de la mujer se considera como propiedad del hombre. El padre, el compañero o el esposo sostienen la idea de que la mujer es un objeto del cual pueden disponer. Cuando en realidad el cuerpo de una mujer le pertenece sólo a ella. Las mujeres son las únicas poseedoras del derecho a decidir cómo, cuándo y con quién compartir su sexualidad.

La idea del empoderamiento del otro sobre su cuerpo daña la salud sexual femenina, porque desde la infancia aprenden que otras personas son las encargadas de la toma de decisiones importantes en su vida.

Sin importar cuáles sean sus deseos, se siente obligada a cumplir con las expectativas de los otros que han decidido sobre el ejercicio de su sexualidad.

La virginidad es un ejemplo de la sujeción ideológica bajo la cual se rigen muchas mujeres, las cuales consideran que su valor radica en el himen; pensamiento inculcado por su entorno.

A medida que las mujeres luchan por ganarse el derecho a cambiar los papeles establecidos sexualmente, pueden ganar un mayor control sobre las cosas que determinan su salud sexual.

Para una buena salud sexual una mujer necesita poder expresar su sexualidad de forma placentera, escoger a su pareja, negociar cuándo y cómo tener relaciones sexuales, decidir si desea embarazarse, tener acceso a la anticoncepción, evitar infecciones de transmisión sexual y llevar una vida libre de violencia sexual.

Durante la conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo, en 1994, consignó el derecho de todo ser humano a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva, y a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violencia.

Tales derechos se fundamentan en la noción de salud reproductiva que introdujo la misma conferencia, y que se define como un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos.

Además, la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos la libertad para decidir de procrear o no hacerlo.

09/GCJ/GG

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido