Inicio El desafío para combatir el VIH/Sida es cambiar prioridades

El desafío para combatir el VIH/Sida es cambiar prioridades

Por Guadalupe Cruz Jaimes

En la XVIII Conferencia Internacional sobre Sida (AIDS 2010), especialistas en el tema, llamaron a los gobiernos del mundo, a asumir el compromiso de acceso universal a la prevención y tratamiento, para las 33.4 millones de personas portadoras del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH/Sida), de quienes cerca de la mitad son mujeres.

«Los gobiernos internacionales dicen que enfrentamos una crisis de recursos, pero eso simplemente no es cierto: el desafío no es conseguir dinero sino cambiar las prioridades. Cuando hay una emergencia en Wall Street o una crisis energética se movilizan rápidamente miles de millones de dólares.

La salud de las personas merece una respuesta financiera similar y una posición mucho más alta dentro de la lista de prioridades,» dijo Julio Montaner, presidente de AIDS 2010 y presidente de la Sociedad Internacional de Sida (IAS), durante la ceremonia de clausura que se llevó a cabo el pasado 23 de julio en Viena.

Durante el encuentro bienal, diversos especialistas mostraron los avances en la investigación de la pandemia, los cuales contrastan con el rezago que existe en la aportación de recursos a los programas de prevención y atención de las personas que viven con VIH/Sida, según las denuncias de las y los representantes de la sociedad civil.

Ante la «urgente» necesidad de destinar más recursos en la búsqueda del acceso universal, Montaner, también director del Centro de la Columbia Británica para la Excelencia en VIH/Sida en Vancouver, Canadá, llamó a centrar en el Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida «para asegurar que los líderes del mundo no le den la espalda al compromiso asumido de lograr el acceso universal».

En la AIDS 2010, participaron 19 mil100 personas provenientes de 193 países. El programa, que se desarrolló del 18 al 23 de julio pasado, contó con 248 sesiones que giraron en torno a los campos de la ciencia, la comunidad y el liderazgo.

Al término del encuentro, más de 12 mil 725 personas habían firmado la declaración oficial de la XVIII Conferencia Internacional sobre el Sida.

DECLARATORIA DE VIENA

Después de una extensa investigación acerca del impacto de la «Guerra contra las drogas» en el mundo, la comunidad científica internacional pide que se reconozcan las limitaciones y perjuicios de la penalización del consumo de drogas, que se ha traducido en un aumento de las personas portadoras de VIH/Sida.

Durante los últimos años, sistemas de vigilancia de drogas, nacionales e internacionales, han mostrado un modelo general de baja del precio de la droga y aumento de su pureza, a pesar de masivas inversiones en la aplicación de leyes antidrogas.

Los datos también demuestran que está creciendo el número de países donde se inyectan drogas ilegales; siendo las mujeres y los niños cada vez más afectados.

Fuera del África Subsahariana, la inyección de drogas representa aproximadamente uno en tres nuevos casos de VIH.

En áreas donde el VIH se está extendiendo más rápido, como en Europa Oriental y Asia Central, el predominio de VIH puede llegar hasta un 70 por ciento entre personas Usuarias de Drogas Inyectables (UDI), y en otras áreas más de 80 por ciento de todos los casos de VIH, están dentro de este grupo.

Las cifras dan cuenta de que las leyes antidrogas no arrojan resultados positivos, por el contrario, las consecuencias de su implementación son nocivas.

Algunas de estas consecuencias son los brotes entre personas usuarias de drogas inyectables, que están en prisión o en instituciones de recuperación, como resultado de políticas que criminalizan a esta población la falta de servicios de prevención del virus en estos sitios.

Además, la aplicación de leyes punitivas aleja a las UDI de los servicios de salud, aumentando el riesgo de transmisión de enfermedades como la hepatitis C y B.

La crisis en el sistema penal, por porcentajes de encarcelación sin precedentes, en un número de naciones. Esto ha afectado negativamente el funcionamiento social de comunidades enteras.

Aunque la disparidad racial, en porcentajes de encarcelación por delitos de drogas, es evidente en muchos países del mundo, el impacto ha sido particularmente severo en Estados Unidos, donde aproximadamente uno de cada nueve hombres afroamericanos entre 20 y 34 años de edad van a la cárcel, principalmente por la aplicación de la ley antidrogas.

La estigmatización de las personas que usan drogas ilícitas refuerza la popularidad política de penalizar a los consumidores de drogas y socava la prevención de VIH y otros esfuerzos de promoción de salud.

10/GCJ/LR/LGL

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