El dolor de cabeza, también llamado el «grito silencioso de la mente agobiada», es cada vez más frecuente en nuestros días, sobre todo en las ciudades donde el ajetreo de la vida diaria provocan tensión y cansancio. Un foco rojo que puede también anunciarnos algún desequilibrio en otra parte del cuerpo.
Focalizar la forma como se manifiesta, el lugar y su frecuencia serán datos importantes para ubicar que nos pasa. No es lo mismo un dolor en las sienes que en la nuca, la zona de la coronilla o la quijada. También lo será la relación que encontremos con otras partes del cuerpo, nuestras actividades cotidianas y las emociones.
Para Debbie Shapiro (Cuerpo Mente. La Conexión Curativa, 1991) varias pueden ser las causas: estrés (ansiedad, esfuerzo mental por conseguir algo, obsesión); la no expresión de sentimientos; pensamientos negativos; alguna sensación de inseguridad, fracaso o desagrado con nosotras/os mismas/os (autoexigencia); infecciones o estreñimiento.
En la cabeza se encuentra el control central del sistema nervioso, así que una relajación profunda y comprender qué esta sucediendo ayudará a disminuir o eliminar nuestro dolor (nos dolemos) desde la cabeza.
Existen distintas alterativas para prevenir un dolor de cabeza. Te propongo una sencilla que puedes integrar a la vida diaria: el automasaje Chi en el cráneo, del maestro Mantak Chia (Automasaje Chi. Sistema Taoista de Rejuvenecimiento, 2000), seguramente te ayudará a descansar tu mente agobiada. Sus bondades: sirve para reforzar el sistema nervioso, promover la circulación y nutrir cráneo y cabello.
¿Qué tiene que hacer? Sólo pegar la lengua al paladar y mover los ojos de izquierda a derecha por la parte superior de su órbita –de esta manera se equilibrarán ambos hemisferios cerebrales y se favorecerá el fortalecimiento de las glándulas, los sentidos y los órganos–; también cepillar el pelo con un cepillo de cerdas naturales por la mañana y por la noche, entre 25 y 50 veces, tratando de no lastimar el cuero cabelludo.
Luego de practicarlo por algunos días, una semana cuando menos, anota en tu Diario del Cuerpo cual fue la experiencia. A cerca de la importancia de otras zonas en la cabeza hablaremos en las próximas entregas.
*Periodista mexicana
2004/CV/LR