Como hacía mucho tiempo en la historia de Costa Rica, no se había visto una concentración tan grande de personas en la que confluyeran distintos grupos sociales: sindicatos, académicos, estudiantes, representantes de la iglesia católica, campesinos, jóvenes, indígenas, artistas y el movimiento de mujeres.
Aún cuando este domingo –en una masiva (59.84 por ciento de la población), pacífica y dividida votación– Costa Rica ratificó en referéndum (51.5 por ciento) el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, Centro América y República Dominicana, casi la mitad de costarricenses (48.5 por ciento) votaron en contra del libre comercio, las mujeres entre ellos.
Dicen las feministas costarricenses que con el mitin en el paseo Colón, la avenida principal para entrar a la capital, San José, realizado apenas el último domingo de septiembre, y que aglutinó a casi 200 mil personas, las mujeres empezaron a escribir otra historia para su país.
Y es que han sido ellas quienes «invisibles» han luchado junto con los hombres en la construcción de una ciudadanía que ahora les permite exigir y defender lo que por derecho les corresponde: sus recursos naturales, educación, salud, alimentación, su derecho a decidir.
Tan es así, que en profundo rechazo a la firma de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que saben, en nada las beneficiará, por la experiencia compartida en un encuentro con mujeres de Honduras, Nicaragua y México, en donde el TLC está en marcha y ha acabado con las condiciones de un trabajo digno para las mujeres exponiéndolas a horas extras, riesgos en la salud y a estar esclavizadas en la maquila con sueldos de miseria, se organizaron en un gran movimiento para decir «no queremos eso».
Las mujeres ticas integraron un movimiento plural que lo mismo abarcó a intelectuales feministas que mujeres de las clases medias y altas como las mujeres de Blanco, organización integrada por su mayoría por la clase más pudiente de Costa Rica.
Es así como se movilizaron para salir por las calles como una forma de protesta a un mundo que «intentan venderles», pero que saben lo que en su momento expresó una de las feministas más destacadas de habla hispana, Itziar Lozano, que los procesos de la globalización a los que cada vez más mujeres se incorporan, terminan empobreciéndolas.
Las mujeres costarricenses dijeron no al TLC porque tienen ejemplos muy palpables de otras, que como las mexicanas, les han compartido «las hieles» de este tratado a 13 años de haberse impuesto en nuestro país y que las ha confinado a las maquilas, que ha terminado con sus expectativas de una vida mejor, han mermado su salud y han quitado de toda responsabilidad a los empresarios para pagar a sus trabajadoras las más mínimas prestaciones.
María Suárez, una de las feministas más representativas de Costa Rica, periodista también, dijo a Cimacnoticias, que el movimiento de mujeres ha estado presente en todas las gestas costarricenses.
Haciendo un recuento, Suárez Toro recuerda la revolución de 1948 cuando se abolió el Ejército, se estableció el servicio universal de salud, entre otras cosas.
Asimismo, durante la década de los 70, recuerda Suárez, las y los costarricenses dieron una lucha muy parecida a ésta (TLC) contra la instalación de una empresa minera y petrolera (ALCOA) que lograron revertir y sacarla del país.
«Después vimos la gesta costarricense en apoyo a la revolución de Nicaragua, por el fin de la dictadura somosista, es más en el parque central donde mucha gente salió hoy el pueblo lo bautizó el parque de solidaridad con los nicaragüenses frente a la dictadura».
Y la más reciente fue en 2001, cuando a decir de María Suárez, el gobierno intentó privatizar el Instituto de Telecomunicaciones y Electricidad «y aquí estamos de nuevo hoy, hay un continuom entre toda esta movilización desde el 48 hasta ahora», expresó la feminista.
07/LGL/CV
