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El otoño, la estación del metal, momento para separar y elegir

Por Carolina Velásquez

El otoño, la estación del metal. Tiempo en que, arrastradas por el viento, las hojas caen de los árboles. Estación del año en que la naturaleza separa y desecha lo que no sirve.

Desde la filosofía china, el metal es un elemento de intercambio -dinámico en su interacción y extracción de energía del ambiente-, ligado al concepto de frontera que está en la piel, órgano que cubre todo nuestro «yo soy corporal»; nos relacionamos con el medio ambiente «abriendo o cerrando nuestra frontera», se dice.

De manera similar a la frontera desde la piel, el metal tiene que ver con aspectos de comunicación e individualidad en el ser humano.

Alguien con un metal fuerte y equilibrado podrá ser reservado e introvertido y, al mismo tiempo, buscará la interacción como una fuente de vida; pero si tiene un metal débil es probable que la persona se sienta expuesta, vulnerable, y que quiera aislarse protegiéndose del mundo.

Para la filosofía china, el órgano principal relacionado con el otoño son los pulmones (que inhalan y exhalan) asociados con intestino grueso (que absorbe y desecha); su función respiratoria se asemeja a la de las hojas de una planta durante el proceso de fotosíntesis.

En Las estaciones del cuerpo (1990), Therese Bertherat, terapeuta corporal creadora de la antigimnasia, recuerda cómo su abuela vivía el otoño, el momento del año para separar y elegir antes del invierno

«Los pulmones trabajan en otoño; también los intestinos, que eliminan todo lo que no se debe conservar durante el invierno. Si los primeros fríos atacaban el pecho, mi abuela preparaba una tisana muy suave de hojas secas de malva, de amapola, de gordolobo, de violetas».

Agua «de un verde profundo, como un agujero inmóvil en medio de un torrente», que servía a la abuela de Therese para limpiar las vías respiratorias y permitir que los pulmones estuvieran en condiciones de recibir el frío al terminar el ciclo de las estaciones del año.

Acerca de la importancia de los pulmones -órgano central de la respiración- en tu «yo soy corporal» y su relación con el tiempo del otoño, el Libro clásico de medicina interna del emperador Amarillo señala: «Los pulmones son el origen de la respiración y la morada de los espíritus animales o alma inferior. Los pulmones influyen en el vello corporal y tienen efectos sobre la piel. Los pulmones actúan como el Gran Yin, que permea el clima en otoño» (Mojay, Aromaterapia para sanar el espíritu, 1999).

Busca un lugar tranquilo donde puedas sentarte cómodamente: con los pies bien plantados sobre el piso y las nalgas apoyadas en el asiento, cierra los ojos y observa tu forma de respirar. La manera como exhalas e inhalas te dará información del equilibrio o desequilibrio del metal en tus pulmones. Anota lo que encuentres en tu Diario del Cuerpo.

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* Carolina Velásquez, periodista y terapeuta corporal (gestalt)

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