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El Peje, un estorbo

Por Marta Guerrero González

Ahora resulta que Andrés Manuel López Obrador, más que un hombre de Estado, fue un obstáculo para los acuerdos y para el buen gobierno de la ciudad más grande del mundo.

Las comparaciones, además de odiosas, son letales en la política, y en este caso mucho más, porque el ex jefe de gobierno capitalino anda en campaña aspirando a gobernar todo el país. Me ha tocado votar por Alejandro Encinas y lo he hecho convencida de sus capacidades. Desde que él tomó las riendas de la ciudad se destrabaron los asuntos. ¿Casualidad o causalidad?

Ahora se ha relajado la tensión en cuanto a las relaciones con los estados vecinos, con el gobierno federal, y también con los ciudadanos que hemos descansado de las diatribas y del delirio de persecución de Andrés Manuel.

Por fin se acepta que existen uno o dos asesinos seriales de ancianos. Encinas no permite mano negra dentro de su equipo y controla a sus subordinados. Andrés Manuel jamás descalificó a su equipo de manera que no quedaran suspicacias de encubrimiento o del temor a que fuera ligado con los manejos turbios del empresario Ahumada. Por lo menos, con su actitud imprecisa, en vez de haber dado muestras de mano dura y ejemplar castigo a los corruptos, nos sembró serias dudas con respecto a su propia honorabilidad.

Encinas aparece junto a Montiel y a Fox apoyando el tren urbano, asunto de gran relevancia para el transporte de la ciudad. Como bien dice Sodi, es absurdo pensar en terceros y cuartos pisos del periférico porque los beneficiados, si hay algunos, son los automovilistas y no el grueso de la población.

Además, la posición del actual jefe de gobierno es delicada, pues si bien le conviene deslindarse de su antiguo jefe, no puede hacerlo por cuestiones de ética profesional, de militancia partidista y de sentido común. Sin embargo, son los hechos los que hablan por él. El mismo procurador Bátiz parece ahora más un servidor público que uno privado y sujeto a quién sabe qué mandatos.

La inseguridad, la falta de agua, el bacheo de la carpeta asfáltica, la corrupción, el contrabando, el desempleo, la basura y mil cosas más no se pueden resolver en catorce meses, pero se pueden conquistar logros importantes y captar nuevos fondos de inversión. La ciudad está sofocada, pero da la impresión de que por algún lado empieza a entrarle algo de aire. Un respiro, con eso.


*Periodista mexicana

05/MG/YT

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