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El secuestro

Por Lucero Saldaña

Miedo y zozobra ha causado en la población en general el creciente índice de secuestros en nuestro país. En todas sus dimensiones, los tipos, consecuencias y demás temas que se relacionan con este delito en contra de la libertad de la persona humana merece una denuncia y la correspondiente sanción pero sobre todo, analizar cómo enfrentarlo y más aún combatirlo.

Apoderarse de una persona para exigir rescate, encerrarla de manera ilegal o «pescarla» que es el significado del término plagio que se refiere a una red de pescar, afecta no solo a la víctima sino a la familia en general, ya que constituye una violación a los derechos humanos que atenta contra la libertad, integridad y tranquilidad de las familias víctimas del delito.

El secuestro de extorsión en su modalidad de «express» que en corto tiempo someten a las víctimas para sacar dinero de los cajeros electrónicos, además roban vehículos, celulares o pertenencias de valor para abandonar a las personas en algún sitio, también se ejecuta para obligarles a cobrar cheques o ir a tiendas a comprar joyas o artículos de valor, pero para que sea secuestro extorsivo se requiere de que se exija una suma de dinero por su liberación y esté una negociación en el proceso, de otra manera sería un rapto con robo.

Una marcha ciudadana con gran movilización que haga un llamado silencioso en contra de la violencia y la inseguridad a toda la comunidad y a las autoridades para que prevalezca la unidad particularmente en torno al rechazo de todas las modalidades del secuestro, establecerá una crítica para no acostumbrarnos a vivir en el terror a ser o volver a ser presa de este mal.

Si bien los delincuentes que suelen secuestrar por extorsión son personas de estratos socio económico bajo con edades que oscilan entre los 17 y los 25 años de edad, y cada vez involucran a menores de edad, frecuentemente son individuos con antecedentes penales en la adolescencia. Aunque también pueden ser personas conocidas por las víctimas como meseros de un restaurante visitado frecuentemente o el portero del edificio donde se habita, gasolineras, estacionamientos de centros comerciales, o saliendo de su casa, oficina o negocio que es lo más recurrente.

Existen datos de diferentes países que señalan que el secuestro express ocurre en horas de la mañana y que las víctimas preferidas son mujeres: 90 por ciento, una mujer sola en su carro; 70 por ciento, dos mujeres solas; 50 por ciento, un hombre y una mujer y, menos del 50 por ciento, dos hombres en un vehículo, lo cual significa que la población femenina es considerada más vulnerables al secuestro.

En México, los estados con mayor número de casos de secuestros después de la capital cuyo número es el doble que la entidad que ocupa el segundo lugar, son: Estado de México, Jalisco, Guerrero, Baja California y Chihuahua.

A pesar de que se piensa que el secuestro es un producto de la época moderna, dicho delito tiene vigencia desde tiempos primitivos con fines económicos pero también políticos, y bélicos en donde quien vencía tenía el derecho de tomar para sí el territorio conquistado además de las personas. Como en los momentos iniciales de la piratería cuando el secuestro llegó a su apogeo y se consolidó como sistema económico. El rapto de la bella Helena realizado por Paris, provocando la guerra de Troya, tema de La Iliada, una de las obras de Homero. Los judíos vivieron muy de cerca el secuestro en la historia de José por ser el hijo preferido del gran Patriarca. En Inglaterra aparecieron los press-gangs o bandas de secuestradores; en Alemania el grupo Septiembre Negro, un comando terrorista árabe ingresa en la ciudad olímpica a finales del siglo pasado, entre muchos casos.

En los países democráticos se suele tener al gobierno bajo presión en el curso de incidentes con terroristas. En especial aquellos que duran más tiempo, como son la toma de rehenes y los secuestros. Las libertades como la de prensa, o de expresión, la de viajar o desplazarse, la independencia de los poderes Judicial y Legislativo, son beneficiosas circunstancias. Encarar inteligentemente las dificultades para reducir el impacto de la toma de rehenes en los países, especialmente con un manejo eficaz de la negociación, el uso de la fuerza, la previsión, la cobertura de medios, las respuestas del gobierno y las responsabilidades individuales.

Si bien, cada una de estas formas interactúa con las demás, y en cierta medida depende de ellas, cobran prioridad las decisiones que se tomen en torno a este delito del secuestro con connotaciones tanto sociales, económicas, como las políticas. Pensemos en lo que dijo George Habbach «en la lucha contra el terrorismo nadie es neutral».

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*Senadora e integrante de la Comisión de Equidad y Género de la Comisión Especial que dará seguimiento a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.

2004/GV

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