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El silencio de las inocentes

Por Lydia Cacho

Veía nuevamente el video en el que el pederasta Jean Succar confiesa con toda tranquilidad los abusos sexuales que cometió con niñas de diversas edades. Dejando del lado la repulsión que sus palabras provocan, resulta imprescindible analizar varios aspectos de sus declaraciones.

Tenemos que recordar que quien le hace la entrevista, por recomendación de la subprocuraduría de justicia de la zona norte del estado, es la testiga principal; porque aunque gracias a su valentía ahora se cuenta con 14 testimonios que lo inculpan, ella fue la primera que se atrevió a denunciarlo.

Mientras Succar admite abiertamente su gusto por las menores, sigue utilizando la estrategia de los abusadores profesionales, es decir admite que sí, efectivamente, le gustan las niñas, mas sin embargo las hay quienes «tienen una predisposición genética, desde muy niñas, para que les guste el sexo con hombres como él». Así, en la entrevista, la joven le pregunta: «¿Entonces, yo tengo ese gen?» Y él responde: «¡Claro!» Reafirmándole a su víctima: «aunque ya se que esto de tener sexo con menores es un delito, tú tienes ese gen», por tanto tú eres la culpable de haber sido violada por mí a los 13 años.

Según las y los expertos en abuso sexual, el perfil de un pederasta como Succar es poco comprensible para millones de personas que no pueden siquiera imaginar que a ellas o a un hijo o hija suya les pudiera suceder semejante tragedia. Esto, según la psicóloga infantil Diana Liniado, es resultado de que para las y los niños modernos no hay señales ni normas éticas y culturales claras: «El policía, asegura Diana, puede ser un ladrón, el cura un violador, el vecino un terrorista, el arma para matar un juguete, el jefe un violador de menores, la trampa una regla, la verdad discutible», es por ello que la verdad, no sólo en los testimonios ya en manos de las autoridades de impartición de justicia, sino además confesada sin remordimiento alguno por Succar está allí, y sin embargo hay aún quienes se atreven a dudar de la palabra de las víctimas. En miles de personas periodistas, empresarios, policías, padres de familia, maestras de escuela, ministerios públicos y jueces, subyace una norma cultural construida y reforzada por el prejuicio a lo largo de los siglos: «La magia y el poder de la sexualidad femenina no tiene límites, por ello la inmadurez intelectual y emocional de un hombre adulto no tiene cabida cuando su libido toma control de sus deseos y su voluntad». Ese es uno de los prejuicios que fortalece la existencia de estos delitos. Por ello rara vez se pone en duda la violación de un niño varón y miles de veces se cuestiona la de una niña; peor aún si denuncia ya siendo adulta.

Lo cierto es que el abuso está rodeado de mitos, mitos que muchas veces favorecen a los delincuentes y revictimizan a las víctimas. Para revisarlos hace falta saber los métodos operativos de los pederastas.

1) En el 97 por ciento de los casos el abuso comienza antes de los ocho años, edad en que las habilidades para elaborar juicios morales relacionados con el amor, los cariños y el abuso no están plenamente desarrolladas. Una vez que se logra establecer el vínculo de sometimiento, el abuso silenciado puede durar hasta 12 ó 14 años.

2) En el 85% de los casos son hombres conocidos por la familia.

3) El cuerpo de la o el menor es la mercancía o el premio para un abusador, por tanto debe usar el amor, cariño y premios como estrategia para que sus víctimas se queden cerca de ellos. Siempre intercalados con amenazas específicas a la edad de la víctima.

4) Las amenazas rara vez implican matar a la víctima, siempre son «tu mamá o tu papá se va a morir», «Si le dices a tu madre te va a despreciar por sucia, porque me quieres y tú me provocaste», «si dices algo te van a llevar a vivir al DIF y nunca más vas a ver a tu papá o mamá», «esto hacen todos los papás, para eso sirven las niñas». «Yo te pago la escuela, tú tienes que pagarme con esto que a mí me gusta».

5) El pederasta establece vínculos afectuosos o laborales con familiares de las víctimas, así les convierte en cómplices aparentes. Muchos abuelos que abusan de sus nietas, en su momento abusaron de su hija, y cuando los casos se descubren, el argumento del abusador es : «Ella sabía que yo hacía esto y me dejaba a la niña; es su culpa».

6) Según datos de la organización Save the Children, en Latinoamérica sólo en el 20 por ciento de los casos de este tipo las madres o padres vendieron a sus menores.

7) Todos los violadores y pederastas saben que están cometiendo un delito. Todas las víctimas, niñas y niños, saben que su victimario tiene poder sobre ellos y que siempre se dará más credibilidad a un adulto, masculino, con poder, que a una o un niño sin herramientas intelectuales para combatir las estrategias de terrorismo psicológico al que ha sido expuesto.

8) Si un abuso comienza entre los ocho y los 13 años, como en el caso Succar, la mente de la víctima ha sido distorsionada y su salud psicoemocional dañada profundamente; así el abuso puede seguir hasta los 18 ó 20 años, creando una patología de dependencia-amor-odio-culpa, que se da de manera exactamente igual en padres biológicos abusadores y en «padrinos» como Jean Succar. Pagan a sus víctimas por el abuso con cariño frente a terceros, con regalos caros, escuelas buenas, ropa, juguetes, etc. Saben bien que la sociedad juzgará también a sus víctimas.

Finalmente, cito a uno de mis mejores amigos: ¿Acaso un hombre adulto, ciudadano que vive bajo un régimen constitucional en el cuál los delitos son castigados conforme a la ley, tiene derecho de abusar, violar y explotar sexualmente a una niña menor de edad? porque…

Le dio regalos NO

Porque le pagó la escuela NO

Porque es jefe de su madre NO

Porque la niña cumplió 15 años y debió darse cuenta NO

Porque a pesar de la primera vez la menor volvió a casa del adulto NO

Porque la niña de catorce tiene cuerpo de 19 NO

Porque es su padre NO

Porque es su padrastro NO

Porque es su padrino NO

La noticia de este lunes 19 de enero, para las y los quintanarroenses es: EL ABUSO SEXUAL, LA VIOLACIÓN SEXUAL, NO IMPORTA LA EDAD NI LAS CIRCUNSTANCIAS, ES UN DELITO. Digamos NO a la violencia, NO al abuso, NO a la corrupción del poder judicial, NO al silencio de los políticos pusilánimes, NO a la descomposición social, NO,NO,NO,NO,NO NO. Los violadores, los pederastas NO deben ser perdonados, ni justificados. ¡NO!

04/LC/GMT

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