Inicio Empeora situación de las costureras a 18 años de los sismos

Empeora situación de las costureras a 18 años de los sismos

Por Miriam Ruiz

A 18 años del surgimiento del Sindicato Independiente de Costureras «19 de Septiembre», creado a raíz de los sismos de 1985, que destruyeron parte de la Ciudad de México, la situación de las costureras no ha mejorado, incluso en algunos casos es peor.

El 19 de septiembre de 1985, un terremoto de 8.5 grados en la escala de Richter cobró la vida de entre 600 y mil 600 trabajadoras de la costura, según reportes de la prensa nacional.

Aunque los medios de comunicación reportaron la destrucción de cerca de 800 talleres de costura, la Cámara de la Industria del Vestido (CNIV) reconoció sólo 500 establecimientos afectados, de los cuales 200 estaban totalmente destruidos.

Hasta 40 mil trabajadoras textiles quedaron desempleadas mientras los dueños de las empresas organizaron el rescate de sus bienes, sin poner atención de la situación de las fallecidas y damnificadas, de acuerdo con una investigación de la feminista Marta Lamas.

Los días que siguieron y a finales del mes de septiembre, «los empresarios continuaban llevando transportes para llenarlos con materias primas o productos terminados, cajas fuertes y bienes personales,» mientras las costureras se preguntaban sobre sus salario semanal, registraron Ana Victoria Jiménez y otras autoras en la revista Nueva Sociedad.

«El sindicato somos todas» hablaba la primera secretaria electa Evangelina Corona como registró el número 93 de la revista Nueva Sociedad: «Es un cuerpo, si la mano duele, duele todo el cuerpo. Si soy oreja, ustedes son pies. Si soy mano, ustedes son estómago. El cuerpo no puede estar bien si algún órgano le falta o está mal.»

«Somos como las flores y si se les arrancan los pétalos queda sólo el tallo. Somos como un ramillete, si se quitan las flores ya no es un ramillete. Somos el aroma, el perfume de las flores, no sólo el aroma, sino juntos aroma y flor,» decía la secretaria general del sindicato fundado un 22 de octubre de 1985 debajo de un puente en la calle de José T. Cuellar y San Antonio Abad.

BOTIN POLÍTICO

La crisis llegó al sindicato de costureras desde 1987, de acuerdo con Evangelina Corona, diputada federal en la LV Legislatura, quien lamenta el papel de algunas de las asesoras de las costureras, que primero las organizaron y luego las obstruyeron.

Pertenecientes a distintas ideologías y partidos «consideraban que los grupos que las asesoraban se convertían en su propiedad».

«Fue decepcionante porque no nos capacitaron lo suficiente para sentir que sí podíamos nosotras solas», lamenta por primera vez en público la costurera.

Desde su punto de vista, las asesoras –especialmente las del Colectivo Revolucionario Institucional–, «jalaron agua para su molino». Y opina que cuando en 1988 llamaron al abstencionismo, trabajaban para que fracasara la primera oposición prisita, el Frente Democrático Nacional.

Asimismo, lamenta que algunas de las organizaciones –y excluyó al Frente Auténtico del Trabajo (FAT)–que las apoyaban pidieron fondos para proyectos a instituciones internacionales que nunca llegaban a las costureras.

Finalmente renunció en 1991, pero lo más bonito que recuerda fue «organizarse, convivir, unirse y hacer lo que solas no podíamos hacer», además de «recibir la solidaridad del pueblo.

Y en forma más personal la costurera que pasó por una curul federal en San Lázaro «ver de manera personal lo que uno es capaz de hacer. Ya no somos iguales.»

Coincide con ella, en los puntos positivos la primero costurera y luego luchadora social Leticia Olvera.

Para ella, la razón para la crisis del histórico sindicato independiente fue que los patrones decidieron ofrecer primero las prestaciones antes que firmar contratos colectivos.

Ella trabajaba en un taller sobre la calle Belisario Domínguez en el centro histórico de la ciudad, local que se cayó. Ella vivió en carne propia el paternalismo indiferente de los dueños de las empresas, quienes les pedían paciencia para levantar juntos el negocio.

Por una fotografía publicada en un periódico se enteró del movimiento de costureras y con el tiempo logró ser secretaria de Relaciones Exteriores y de Trabajo y Conflictos.

Unos meses más tarde del terremoto conoció a las feministas Patricia Mercado -ex candidata presidencial–y Elena Tapia –exdelegada en Iztacalco, DF–con quienes apoyó el trabajo de organización y asesoría desde la agrupación Mujeres en Acción Sindical (MAS).

Aunque el sindicato llegó a tener representación sindical, explica, llegó un momento en que no se podía ya con los patrones al tiempo que al interior se dividían las fracciones al punto de acusarse por fraudes electorales.

Coincide también con Evangelina Corona en que las costureras tenían el derecho a decidir por encima de las asesoras quienes no debían ser las principales negociadoras.

Para Olvera, entrevistada al finalizar un encuentro de mujeres en la delegación Cuauhtemoc, el sindicato fue un parteaguas en su vida.

Ella misma indica que hacia el final buscaron cobijarse en la Confederación Obrera Revolucionaria (COR) y registraron el Sindicato 8 de marzo. El registro del Sindicato 19 de Septiembre lo mantiene un pequeño grupo de trabajadoras de Vestidos RIAD.

El local donde ellas lucharon y convivieron ya no existe. Sin embargo, el próximo viernes 19 de septiembre se reunirán otra vez para develar el monumento a la costurera, en San Antonio Abad, para nunca olvidar.

LAS NUEVAS COSTURERAS

Para Evangelina Coronado, las costureras están «peor que antes no porque no conozcan sus derechos y no quieren ejercerlos, sino porque la competitividad es agresiva. O aceptan o aceptan.

Entre las situaciones que observa hoy en día están los grandes talleres, empresas legales que siguen afiliándolas a sindicatos «blancos» de la Confederación Revolucionaria Obrera de México (CROM) o la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) aún sin su conocimiento.

«Pero la trampa más cruel es dar la máquina a casa, porque los maquiladores no se responsabilizan ni de la luz que se gasta.»

Esos son los resultados del Tratado de Libre Comercio (TLC), indican Corona y Olvera.

2003/MR/MEL

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