Inicio Empodera a las mujeres la migración de hijos y esposo

Empodera a las mujeres la migración de hijos y esposo

Por Guadalupe Vallejo Mora

Para las mujeres de la Charca, municipio de Atoyac, Veracruz, la experiencia migratoria a los Estados Unidos del esposo e hijos se abre como una posibilidad de empoderamiento, autovaloración, construcción de la seguridad y autoestima.

En el ámbito de pareja consiguen transformar la relación: surgen los acuerdos y negociaciones y dentro del núcleo familiar «les viene bien» hacer valer su papel como jefa de grupo, pues poco a poco se va dando la transferencia de autoridad del padre a la madre, siempre favorecida por la disminución de la presencia del varón en la dinámica cotidiana del mismo grupo doméstico.

Son mujeres cuya edad promedio es de 35 años, estudiaron hasta la primaria; algunas la concluyeron, otras se quedaron en cuarto y sexto grado. Un nivel de estudios equivalente al de sus respectivas parejas e hijos, en parte por las mismas deficiencias del sistema educativo y, en parte, por el poco valor que guarda la educación en la Sierra, donde lo más importante es saber trabajar para poder comer.

Estas y otras conclusiones son parte del estudio Migración y Remesas: Dos Aliados del Empoderamiento Individual de las Mujeres de La Charca, Atoyac, Veracruz, realizada por Fabiana Sánchez Plata, investigadora del Colegio de postgraduados Campus Córdoba, con el apoyo de la Fundación Ford y la Fundación Rockefeller, entre otros.

De acuerdo con el texto -que forma parte del Volumen 11 de la Serie PEMSA Remesas, Milagros y Mucho más realizan las mujeres indígenas y campesinas, coordinado por Blanca Suárez y Emma Zapata Martelo-. La migración que tiene lugar en el municipio veracruzano está apegada a los patrones tradicionales, dónde el varón asumiendo el rol de proveeros decide afrontar los riesgos de emigrar, mientras la mujer se queda.

Es precisamente en su condición de mujeres jefas de hogar en donde enfrentan los mayores cambios a escala personal, familiar, grupal y de pareja, así como en su papel de madre, esposa y suegra, pues no sólo están a la espera de la llegada de las remesas, sino que se vuelven protagonistas de muchos de esos cambios. Cambios que se articulan precisamente con la ausencia del varón y la existencia de las remesas.

CONFLICTO Y GÉNERO

Esto marca la pauta para darle una visión académica a las remesas y el desarrollo humano en el contexto de la migración internacional. Con este nuevo enfoque se sabe que las mujeres son emigrantes y protagonistas de sus propias transformaciones en lo individual y lo colectivo, de lo material y lo emocional-afectivo con una visión horizontal. La madre gana espacios de mando y hace que sus descendientes se acostumbren a vivir bajo un nuevo eje, destaca la autora, quien en el apartado Género y Conflicto establece:

«El conflicto más apremiante en la vida privada de cada mujer, se crea alrededor de la ausencia del marido y la sexualidad de ellas. Hay una represión de las necesidades sexuales que las lleva a deprimirse de vez en cuando; aunque muchas aseguran que en cada llamada telefónica hablan con el marido sobre la necesidad de estar juntos, no es suficiente, pasan cada día hablando de su pareja y en su cabeza, una y otra vez, repiten la conversación sostenida con ellos, para no deprimirse».

El acuerdo que tienen con sus maridos es tratar de dominar sus sentimientos y «aguantarse», pero la incertidumbre de ellas es en mayo, ya que varias actitudes de ellos les hacen suponer que no existe tal fidelidad».

«Mi esposo me engañó con una aquí, nunca lo perdoné, cuando todavía estaba con que se iba para el otro lado, me preguntaba, ¿tú, qué dices? Yo le dije, si te quieres ir pus vete, es igual que estés aquí o allá. El día que se fue sí sentí feo, pero ahora digo ¡qué bueno que se fue, allá que haga lo que quiera! Cada vez que me dice quiero que te portes bien, yo no le hago ningún caso, que diga y que se imagine lo que quiera». (Leonor, 44 años).

En otra parte de la investigación titulada La disputa por las remesas, Sánchez Plata expone que ésta se suscita conforme se enfrenta la categoría de mujer madre y mujer esposa: cuando el hijo constituye su propio grupo, no es fácil renunciar a los derechos de las remesas, por todos los beneficios emocionales y económicos que se pierden. Mientras la nuera gana el derecho de la remesa, la suegra lo pierde.

Las dos categorías quieren ejercer el mismo derecho al dinero en la misma proporción, eso deriva en un conflicto. Una de las dos mujeres se rehúsa a tomar papeles secundarios, al respecto parece que ambas defienden un derecho basado en la función de la maternidad y ninguna de las dos acepta estar en segundo orden en cuando a beneficios de las remesas.

En el apartado de Seguridad, la investigadora deja claro que para las mujeres de la Charca ésta es indispensable para reconocer otras capacidades humanas expresadas en su propio espacio y tiempos de acción.

«Apoyándose en la seguridad –como estado emocional- es posible generar la capacidad para pararse ante el personal bancario y expresar su demanda de cobro, ir a la finca a concretar acciones sin temor al error, empezar un negocio, dirigir la construcción de la vivienda, entre otras».

05/GV/SJ

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