Desde su fundación (en 1945) solamente seis mujeres han ocupado cargos directivos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero fue en 1990 cuando más nombramientos hubo para que se hicieran cargo de temas como refugiados, derechos humanos y salud.
De 1987 al 2000 la paquistaní Nafis Sadik fue la primera mujer que ocupó un cargo de este tipo en las Naciones Unidas, al ser nombrada directora del Fondo de Población de ese organismo internacional (FNUAP).
Sadik luchó por transformar el FNUAP y, de ser un organismo de planificación familiar, éste se convirtió en una organización defensora de los derechos reproductivos.
De 1992 a 1997 Catherine Bertini, estadunidense dirigió el programa Mundial de Alimentos (PMA) y actualmente apoya como secretaria en asuntos humanitarios a Kofi Annan, secretario general de la ONU, además de dar clases en la Universidad de Michigan.
En ese periodo Bertini logró que el régimen talibán les permitiera trabajar a las mujeres en las panaderías de Afganistán.
Sadako Ogata, de Japón, otra mujer importante en estos años, fue elegida para ser de diciembre de 1990 al 2001 alta comisionada de la ONU para refugiados (ACNUR). Antes (de 1982 a 1985) había sido representante de la Comisión de Derechos Humanos en su país.
Como parte de su desempeño académico, Ogata recibió el doctorado en ciencias políticas en 1963, por la Universidad de Berkeley’s, California, y ha publicado numerosos libros y artículos sobre la historia de las relaciones diplomáticas internacionales.
Por su parte Gro Harlem Brundtland, quien además fue primera ministra de Noruega, culminará su mandato el próximo año como directora general de la Organización Mundial de Salud (OMS) y ya ha dicho que no se reelegirá.
Cuando Gro Harlem asumió su cargo, el 21 de julio de 1998, durante su discurso de bienvenida dijo que su misión era luchar contra la enfermedad y la mala salud, por lo que prometió promover sistemas sostenibles y equitativos en todos los países.
Como parte de esas acciones encabezó una campaña contra el tabaquismo y supervisó un fondo global para combatir al vih/sida y la tuberculosis en todo el mundo.
Una más es Carol Bellamy, actual directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF). Durante su dirección, desde 1995 ha visitado cien países y centrado su atención en las mujeres y las niñas, principalmente.
Bellamy argumenta que ninguna niña o niño puede desarrollarse con libertad si su madre carece de derechos; además ha hecho investigaciones sobre el abuso sexual y la violencia hacia la niñez en el hogar.
Por último, Mary Robinson, la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, es otra de las mujeres destacadas que se han ganado el respeto de los demás países por su labor profesional; pese a los roces con la administración Bus.
Robinson duró cuatro años, de 1997 al 2002 en el mandato con uno de extensión (2202) cargo que la ubicó como la principal crítica sobre el tráfico de niñas y mujeres.
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