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En marcha privatización de Hospital General de México

Por Rafael Maya

El Hospital General de México, institución de la Secretaría de Salud (SS) que atiende a la población no asegurada de las regiones más pobres del país es, a casi 100 años de vida, muestra fiel de cómo la reforma del sector impulsada por el gobierno de Vicente Fox, impone medidas privatizadoras para evitar que el derecho constitucional a la salud sea una realidad para millones de mexicanas agobiadas por la enfermedad.

El Hospital, creado el 5 de febrero de 1905, es un nosocomio de tercer nivel que ofrece a bajo costo servicios médicos en 32 especialidades, entre ellas oncología –atención del cáncer–, ginecología y obstetricia, pretende convertirse en el Hospital Regional de Especialidades de la zona centro del país, para otorgar a las y los más pobres, atención médica de «calidad» mediante el Seguro Popular.

Un ejemplo. Desde el año pasado el privado Hospital Santa Elena brinda en una unidad móvil –ubicada en el interior del nosocomio –, el servicio de resonancia magnética y tomografía computarizada a un costo de dos mil pesos a una población desempleada o que apenas gana el salario mínimo en el mercado informal.

Obligadas por la urgencia de esos estudios –útiles en casos de osteoporosis o para detectar si el cáncer cérvico uterino o mamario se ha extendido a otros órganos vitales–, y ante la tardanza del Hospital para que realice los análisis –que puede durar hasta tres meses–, a las pacientes no les queda de otra que hacer el sacrificio para pagarlos, gasto que se suma a los de transporte y hospedaje.

Médicos y enfermeras de los servicios de ginecobstetricia y oncología del nosocomio –que pidieron el anonimato por temor a posibles represalias de las autoridades–, denuncian la situación «irregular» en la que estaría incurriendo la dirección de la institución por enviar a las y los pacientes a pagar estudios privados que bien pueden realizarse a bajo costo en el hospital.

El personal argumenta que el servicio de la unidad móvil –un trailer cuidadosamente camuflageado con láminas blancas, estacionado frente a los consultorios de ortopedia–, representa un jugoso negocio para los directivos.

Aunado a esa presunta «irregularidad», llama la atención que las autoridades del nosocomio y del Hospital Santa Elena, nieguen tener conocimiento del trailer de resonancias magnéticas.

El jefe de la unidad de Ginecología y del área de Colposcopía Armando Vallegay, deduce con tranquilidad que dicho servicio «ha de ser subrogado», y niega que sea ilícito.

Explica que ante la falta de equipo suficiente para satisfacer la excesiva demanda de estudios especializados, es común que las instituciones del sector salud hagan convenios con empresas privadas para que éstas ofrezcan algún servicio médico.

Igualmente, trabajadores de la dirección de Recursos Materiales y Conservación del HGM, a cargo de Carlos Moreno, manifiestan su extrañeza por la presencia del trailer del Santa Elena.

En el colmo, Guillermo Rojas, encargado de convenir con hospitales públicos el servicio de estudios especializados que ofrece la institución privada, niega la situación y dice que debe haber «una confusión».

LAS PRIORIDADES

Una encuesta reciente del Hospital General de México indica que las mujeres representan el 64.4 por ciento de las personas que acuden por vez primera a consulta.

Más allá de las estadísticas, basta echar una mirada a las salas de espera de consulta externa o de cualquier otra especialidad del hospital, para ver que esta parte de la población, muchas de ellas mujeres de la tercera edad, aguardan con vocación de mártires que las atiendan.

En su mayoría con escaso o nulo nivel educativo, las mujeres provienen de zonas pobres del Distrito Federal, y de entidades como el Estado de México, Hidalgo, Oaxaca y Chiapas.

El Programa de Trabajo 2004-2009, del director del Hospital Francisco Higuera, anuncia sin pudor la subrogación de «diversos servicios» a la iniciativa privada, lo que permitiría a la institución destinar cerca de 50 millones de pesos al año de su presupuesto para financiamiento.

Las estrategias institucionales del hospital prevé la firma de convenios con las aseguradoras médicas del país, «ofertando servicios médicos de alta especialidad de tercer nivel, con el fin de optimizar la utilización de la infraestructura instalada en turnos vespertinos, integrando así una oferta hospitalaria que no se encuentra aún en el país».

Una de las metas globales es «formalizar» siete contratos con el sector público y privado, «para implementar la modernización de la infraestructura física y tecnológica médica».

«ULTIMO REDUCTO» PARA LAS MAS POBRES

Gregorio debe contener las lágrimas ante un médico de Oncología del Hospital:»A mi esposa ya no la quieren atender en el Incan (Instituto Nacional de Cancerología, hospital de tercer nivel de la SS). Me dijeron que como no tengo dinero para pagar las radioterapias y quimioterapias que requiere por su avanzado cáncer de matriz, que viniera para acá a ver en qué me podían ayudar».

Y es que como dice el especialista: «El Hospital General es el último reducto para la gente más necesitada del país».

Explica que el personal médico y de enfermería –altamente capacitado–, hace hasta lo imposible para dar una buena atención a la población abierta, a pesar de las severas carencias en recursos humanos, equipo, insumos y medicamentos.

Y sin embargo, el pronóstico del nosocomio es convertirse, según las metas de su director Francisco Higuera –un «corrupto», acusan trabajadores y trabajadoras de base–, en «uno de los hospitales de especialidades de mayor excelencia médico-académica de América Latina», y capaz de «competir» con instituciones de Estados Unidos y Canadá.

Ensimismado en sus proyectos, Higuera ha olvidado que en el Hospital, las mujeres aún se mueren por complicaciones del parto, como Virginia Santiago, quien falleció en junio de 2003 por una hemorragia mal atendida. Con la mano en la cintura, el director del hospital rechazó la recomendación 11/2004 de la CNDH, en la que se solicitaba una indemnización para las y los familiares.

QUE PRIVATICEN TODO

A la una de la tarde de un día cualquiera entre semana –y más cuando el verano se acerca–, la clínica de displasias del HGM es un verdadero horno.

Con pocas ventanas abiertas y sin aire acondicionado, las mujeres que casi llenan la enorme sala de espera y brillan de sudor, han de sonreír al mirar los letreros de la SS que con humor involuntario celebran: Aquí el trato es con «calidad y calidez».

En la clínica de displasias 244, mujeres se realizaron en 2003 la colposcopía con el fin de detectar algún tumor maligno en la matriz, primera causa de muerte en las mexicanas. A más de tres mil mujeres se les practicaron otras cirugías y estudios de alta especialidad.

Para el doctor Vallegay la solución a la crisis del sector salud sería que la iniciativa privada participara cada vez más en la subrogación de servicios médicos. De hecho, la atención «ya se está privatizando», afirma con tranquilidad. Sólo así, se daría buena atención con mejores equipos a la excesiva demanda y se cobrarían cuotas bajas a la población, argumenta.

Paradójicamente, el jefe del área de Colposcopía del HGM, defiende que la salud debe ser un derecho y no una mercancía. Recuerda que hace años existía un hospital «semi privado» adjunto al Hospital General, como un mecanismo para obtener mayores recursos, y lamenta que se haya dado marcha atrás al proyecto.

Ahora, médicas, médicos y el cuerpo de enfermeras denuncian la existencia de cuartos semiprivados en el área de Oncología -en donde se atiende el cáncer cérvicouterino y mamario–, así como en otras especialidades.

Por tal servicio, exponen, se cobran cuotas más elevadas a pacientes (personas recomendadas o familiares del personal directivo), que desean una atención «preferente», aunque también, subrayan, se les llega a exentar y gozan de forma expedita de todos los medicamentos y estudios, a diferencia de la inmensa mayoría de las y los pacientes que sufren día a día las carencias.

No obstante, las y los trabajadores advierten del fracaso de esa medida ya que el hospital carece del personal de enfermería necesario para atender a las y los pacientes «especiales». Refutan: el Hospital General es para el pueblo, si los recomendados del director quieren lujos pues que se vayan a un hospital privado.

En este día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos (RMMDR), llamó a la movilización en contra de las reformas y privatización del sector salud que afecta a la población femenina.

2004/RM/GV/SM

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