A lo largo del territorio nacional 24.5 millones de mexicanas viven en situación de pobreza, cifra superior a los 22.6 millones de hombres pobres, problemática que requiere que las autoridades miren las diferencias en la condición social de ambos géneros y establezcan políticas públicas capaces de reducir esas desigualdades.
Así lo señaló Rocío García Gaytán, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), ayer durante el Segundo Seminario Internacional sobre Género y Pobreza, que se celebra en el Distrito Federal.
La diferencia de 1.8 millones de mujeres en pobreza, por encima de la cifra de hombres en esta circunstancia, debe obligar a las autoridades a crear políticas públicas que modifiquen la tendencia en la que un número mayor de mujeres tiene al menos una carencia social y sus ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas, mencionó García Gaytán.
Es precisó, dijo, pensar en las formas de enfrentar el reto que representa la existencia de 5.9 millones de mujeres y 5.3 millones de hombres que viven en pobreza multidimensional extrema.
Las personas que padecen este tipo de pobreza son quienes presentan tres o más carencias sociales (acceso a salud, educación, seguridad social) y su ingreso es limitado para costear su alimentación, aun si destinaran todos sus recursos para este fin, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
HOGARES MÁS POBRES
Además de que las mujeres en general padecen mayores niveles de pobreza, los hogares encabezados por ellas también experimentan esta situación.
Y es que, según reportó Coneval en 2009, 37 por ciento de los hogares más pobres del país que tienen jefatura femenina carecen de cobertura de programas sociales o de seguridad social, en comparación con 29 por ciento de los hogares pobres con jefes de familia.
Este hecho se repite en otros países de América Latina y el Caribe, donde el 30 por ciento de los hogares son encabezados por mujeres, según señalan la Organización Internacional del Trabajo y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en el informe Trabajo y familia: Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social.
En el documento, dado a conocer esta semana, los organismos internacionales reportan que en 11 de 18 países de la región la incidencia de la pobreza extrema es superior en los hogares jefaturados por mujeres, que en el resto de las familias.
A decir de la presidenta del Inmujeres, las mujeres enfrentan de manera diferente la pobreza en relación con los hombres, muestra de ello, dijo, es que entre la población más pobre de México, el analfabetismo de las mujeres es 30 por ciento superior en comparación con el de los hombres.
La disparidad entre los sexos «está marcada por construcciones sociales y por la acumulación histórica de desigualdades en el acceso a oportunidades, y limitadas opciones de desarrollo que redundan en bajos niveles de calidad de vida y bienestar en diversas dimensiones».
Por ello, concluyó, las autoridades del país deben «mirar con la lente de género», pues «construir intervenciones sin mirar las diferencias, nos ha llevado, y seguiría llevándonos a la reproducción permanente de las desigualdades sociales entre mujeres y hombres».
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