La «flexibilización» del trabajo, influenciada por las políticas económicas neoliberales, pone en riesgo los derechos laborales ya conquistados de las mujeres, entre ellos el de huelga, afirmó aquí la investigadora Marcela Lagarde.
La doctora en antropología afirmó que las nuevas formas de contratación laboral en el mundo, debido a la globalización, hacen perder logros sindicales como la antigüedad y contratos que garanticen la seguridad social, así como la falta de asignación a una área específica.
Lo anterior es especialmente riesgoso para las mujeres, dijo aquí durante una conferencia organizada por el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO) con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Existe una fuerza política que busca socavar el derecho a huelga en varios países «no sólo de las trabajadoras, sino de los trabajadores en general», precisó la autora del libro «Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas», que en 1989 obtuvo el premio Mauss, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Lagarde sostuvo que recordar a las trabajadoras que quedaron atrapadas bajo el fuego en una fábrica en la ciudad de Boston, Estados Unidos, en la lucha por mejoras laborales –y por lo cual se conmemora el 8 de marzo–, va más allá del recuerdo nostálgico.
Hoy, más que nunca es un día para «reivindicar formas de expresión política de las mujeres organizadas en la construcción de sus derechos».
El derecho a huelga abundó es «como un recurso, como un lenguaje, como un poder, que opone el no hacer al hacer en condiciones que no son adecuadas, y me gustaría rescatar ahora en tiempos neoliberales y en tiempos de eliminación de los derechos del trabajo y recordar que nosotras, la mayor parte de las que estamos aquí, somos herederas de ese derecho de huelga que consiguieron otras trabajadoras para nosotras, así como para los hombres trabajadores».
La también licenciada en Etnología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), resaltó que el 8 de marzo es una fecha histórica «para adecuar al momento presente la energía política que usaron nuestras ancestras para desplegarse en el mundo y que a muchas les costó la vida».
Por ello, dijo, no es un día para conmemorarse como una fiesta, sino una reflexión sobre la lucha por el reconocimiento de los derechos las mujeres que se ha dado durante siglos, por lo cual exhortó a la sociedad «a abrir los ojos y ver a las mujeres sin misoginia», y a las mujeres a seguir siendo rebeldes y transgresoras.
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