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Enfermería, profesión de vocación y oficio

Por Sara Más

A casi 30 años de haber sido instituida la licenciatura en Enfermería, se han graduado en este país cerca de 27 mil profesionales, de los cuales se estima el 90 por ciento son mujeres, según el Anuario Estadístico de Salud Pública.

Con una fuerte tradición en la isla, donde los servicios médicos son gratuitos y extendidos hasta el nivel primario, la Enfermería es un sector deficitario, aun cuando nuevos programas buscan renovarlo en la actualidad.

A pesar de que entre 1959 y 2003, otras 132 mil 500 personas alcanzaron niveles técnicos en Enfermería General, Pediátrica, Obstétrica o Auxiliares de Enfermería, la cifras no han alcanzado para cubrir la demanda.

En total, el personal de enfermería empleado en el Sistema Nacional de Salud ascendía, hasta el pasado año, a 80 mil 354, para una tasa de 71,4 por 10 mil habitantes, según el citado anuario.

En Cuba se han graduado más técnicos y licenciados en enfermería en las últimas cuatro décadas que nunca antes, pero así y todo quedan todavía muchas plazas vacantes en consultorios y centros de salud.

Los datos oficiales refieren que al déficit acumulado se añade la demanda actual de más de 5 mil enfermeras, a partir del surgimiento de nuevos servicios en el nivel de atención primaria.

«Ese déficit ha existido siempre, no es nada nuevo», asegura Gisela González, 41 años de edad y 20 de enfermera, actualmente en un consultorio comunitario en la capital cubana.

La formación en servicios de enfermería ha transitado por muchas etapas desde 1959, cuando triunfó en Cuba la Revolución liderada por Fidel Castro. Para entonces en el país existían cerca de mil enfermeras y auxiliares y ocho escuelas para prepararlas.

Para 1976 se instituyó como carrera universitaria y en la década de los ochenta se hizo masiva la formación de técnicos en enfermería general, obstétrica y pediátrica, para luego retomarse el perfil amplio de la enfermería general.

Este es uno de los sectores más dañados por la crisis económica iniciada en la isla en los noventa, con una seria incidencia en el deterioro de las condiciones materiales en hospitales y consultas médicas y carencias de todo tipo, desde sábanas, útiles de limpieza y agua, hasta medicamentos.

«Como en muchas otras profesiones y oficios, también hay personal de enfermería que se ha ido a trabajar a los hoteles, a cuidar niños y ancianos, por una remuneración mayor», añade González.

ALGO DE HISTORIA

La Enfermería es un viejo oficio en Cuba, donde el primer hospital de que se tenga noticia se fundó en 1525, en Santiago de Cuba, a 900 kilómetros de La Habana. De forma profesional comenzó en 1899, según datos recogidos por la enfermera e investigadora Eduarda Ancheta Niebla.

En su libro Historia de la Enfermería en Cuba, Ancheta reporta la primera referencia escrita de 1593 sobre «la comadre de parir», María Inojosa. «Eran por lo general las madres, u otra mujer con experiencia, quienes asistían a las parturientas, y de esta costumbre surgió la comadre o comadrona, que fue la primera función que realizaron nuestra mujeres en el campo de la medicina», anota la autora.

En ese camino se insertan las negras esclavas que ayudaban en las enfermerías de los ingenios, las mujeres y hombres de las órdenes religiosas y las cubanas que curaban heridos durante la guerra.

Entre ellas estuvo Rosa Castellanos, en realidad conocida como Rosa la Bayamesa. Hija de esclavos, fue de las que se internó en la serranía cubana cuando en 1868 comenzó la primera guerra de la isla colonizada contra España, que duró diez años.

Llegó a ser capitana y empuñó ella misma el machete como arma de guerra, pero antes se hizo imprescindible en el abastecimiento de alimentos y la atención a los heridos en combate, como hábil enfermera. Organizó hospitales en campaña y confeccionaba medicamentos con plantas medicinales.

Lo cierto es que, desde aquellas parteras hasta la actualidad, la enfermería ha sido siempre, eminentemente, una carrera de mujeres, aunque no han faltado varones que la han ejercido también en casi todas las épocas.

Las enfermeras -dice Matriz Bonachea, estudiante de quinto año- cuidan, consuelan, ayudan, acompañan, curan y conforman el personal de salud más cercano al convaleciente en los hospitales; son el puente entre el médico y el paciente. Hacen la vigilia del enfermo, de noche y de día. También salvan vidas.

El de la enfermería es un mundo de entregas y sacrificios, de conocimientos y destrezas. «Porque, en la salud, dos más dos no siempre es cuatro», expone esta joven de 22 años de edad y una vocación que se remonta a su infancia, «las enfermeras somos como médicos, sin serlo».

2005/SM/SJE

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